Política rural y soberanía alimentaria para un nuevo Chile
- Escrito por Marcela Sandoval Osorio
- Publicado en Blog de Opinión
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El abandono del Estado y el consecuente segundo plano en planificación territorial y económica que han sufrido las comunas rurales del país, como las que componen las provincias de Melipilla, Talagante y Maipo, son una arista fundamental a subsanar y fortalecer, las cuales son abordadas con propuestas claras en el Programa de Apruebo Dignidad, liderado por Gabriel Boric.
Ya que en la línea de apostar por una verdadera descentralización y afrontar la crisis climática -que algunos ponen en duda- la política rural debe tener una mirada integral que apueste la soberanía alimentaria, centrada en las personas que viven y trabajan en sus territorios, resguardando su biodiversidad y ecosistemas; mejorando la calidad de vida, conectividad, así como la cultura e identidad locales. Todo ello, enmarcado en demandas recogidas desde las mismas comunidades y organizaciones de base del país.
El desarrollo rural sostenible y ordenamiento territorial es vital. Para ello, en el marco de la Ley de Ordenamiento Territorial, se creará un Sistema de Planificación y Ordenamiento Territorial para zonas rurales. En cuanto a la desigualdad histórica en acceso a servicios, fomentaremos la inversión en servicios rurales, como agua potable, energía, caminos, conectividad digital, servicios financieros y coordinación efectiva de transporte público; y apoyaremos el desarrollo de actividades económicas no agrícolas del sector rural, como la recolección artesanal, turismo rural, actividades culturales, artesanías y productos tradicionales. Lo anterior, se verá reflejado en la reformulación de la actual Política de Desarrollo Rural.
La promoción de la inserción laboral de la mujer rural es fundamental para enrielar el camino, así como la erradicación de la violencia intrafamiliar a través del fortalecimiento institucional y coordinación entre entes dependientes de los Ministerios de Agricultura y de la Mujer.
Finalmente, implementaremos una Política Nacional de Soberanía Alimentaria y Nutricional, que fortalezca y valore la identidad de las comunidades y economías locales, con un enfoque agroecológico. Y lucharemos por una Ley de protección a las semillas ancestrales y patrimonio genético.
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