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Naturalización y normalidad

Naturalización y normalidad El Desconcierto

Gran parte de las nuevas formas de delincuencia son difundidas mediante los medios masivos de comunicación, telenovelas, películas, series. Un ejemplo de ello es «La casa de papel», los uniformes blancos y máscaras allí mostrados, han sido replicados en varios asaltos en centros comerciales.

En Chile estamos viviendo como sociedad un proceso de creciente “naturalización” de la violencia. Debemos evitar que dicha situación se normalice. Una sociedad donde eso ocurre está condenada al sufrimiento y a la desgracia. La violencia genera violencia. Y salir de la violencia es muy difícil.

Ejemplos de ello los tenemos muy cerca. Hemos experimentado, en años recientes, un aumento sustantivo de todo tipo de violencias: doméstica, delictual, contestaria, contra los bienes públicos, contra las personas, incluso la violencia de quienes ni siquiera saben por qué lo hacen.

Una forma de enfrentar esta situación es quejándose y lamentando qué hayamos llegado a esto. Añorando tiempos pasados.

Otra es justificando lo que ocurre, atribuyendo a causas estructurales el origen de lo que vivimos. La altísima proporción de menores desertores del sistema escolar, el inadecuado trato que reciben los menores infractores, la obscena inequidad qué caracteriza a nuestra sociedad, la reproducción ampliada de la cultura delictual en los márgenes de nuestra sociedad, etc.

Abundan también quienes creen que la solución pasa por incrementar las penas y la población penal, ignorando el enorme costo que ello irroga.

Hay quienes culpan de todo esto a la llegada de población emigrante, adjudicando así un manto de sospecha sobre todos quienes han venido a reconstruir sus proyectos de vida en nuestro país.

Aparecen así crecientes expresiones de xenofobia y de aporofobia: «todo extranjero pobre es digno de sospecha», más aún mientras más oscura sea su piel.

Veamos ahora con mayor atención y rigurosidad de qué estamos hablando.

  1. El proceso descrito para Chile es un fenómeno universal. No hay ningún país donde algo parecido no esté ocurriendo.
  2. La experiencia acumulada a nivel global muestra que el incremento de las penas y de la población penal no cambia significativamente la situación.
  3. Gran parte de las nuevas formas de delincuencia son difundidas mediante los medios masivos de comunicación, telenovelas, películas, series. Un ejemplo de ello es «La casa de papel», los uniformes blancos y máscaras allí mostrados, han sido replicados en varios asaltos en centros comerciales.
  4. Un factor relevante, en términos de logros, es cuando se generan oportunidades reales y efectivas de rehabilitación de la población infractora.
  5. Resultados positivos se muestran cuando la comunidad vuelve a recuperar los espacios públicos, cuando desaparece el anonimato en las relaciones vecinales, cuando todos cuidan unos de otros.
  6. Uno de los eventuales riesgos qué se ciernen sobre nosotros es el surgimiento de ajusticiamientos públicos. La tendencia creciente a ejercer la Ley del Talión debido a la frustración, indignación y malestar qué experimenta la población debido a la ausencia de protección y de justicia oportuna.
  7. Parece imprescindible recuperar para las fuerzas policiales el prestigio y respeto de la población con el cual contaban antes del golpe militar. Los excesos y abusos no solo de militares, sino también de fuerzas policiales, incluidos asesinatos masivos de campesinos o pobladores, son una mancha muy difícil de borrar. Será necesario apuntar a crear un nuevo imaginario en el cual se recupere la confianza plena de la ciudadanía en los instrumentos que la sociedad se da para proveerse de seguridad y protección. Se requerirá dar muestras progresivamente por parte de las fuerzas policiales, de una relación servicial, oportuna y cordial qué recupere la confianza pérdida.
  8. Asimismo, será necesario que los rencores acumulados por parte de quienes fueron víctimas sean reprocesados, al tenor de que la mayor parte sino la totalidad de quienes integran la institución no formaban parte de ella, cuando ocurrieron esas violaciones a los derechos humanos. No puede culpárselos de lo entonces ocurrido. Toda sociedad requiere de fuerzas responsables del orden y la seguridad, sin ellas no es posible la justicia. Normalicemos, entonces, el respeto y la confianza en las instituciones qué en nuestra historia nos hemos ido dando.

Fuente: El Desconcierto

Modificado por última vez enJueves, 13 Abril 2023 11:46
Antonio Elizalde

Sociólogo. Ex rector de la Universidad Bolivariana.

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