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El planeta nos pasa la cuenta

En el Día Internacional del Medio Ambiente, la situación en Chile y el mundo no está para celebrar. La contaminación, la explotación de recursos naturales, la crisis climática, la desertificación de los suelos, la mega sequía, los incendios, la tala indiscriminada, el derretimiento de hielos en los polos, la isla de basura que recorre el mundo, la deforestación en Amazonas, la desaparición de la banquisa en la Antártica; son todos problemas en los cuales las personas tienen responsabilidad. Hoy más que nunca debemos impulsar una agenda ambiental con carácter de urgente. De lo contrario, días como el de hoy desaparecerán, al igual que nosotrxs.

En el Día Internacional del Medio Ambiente, la situación en Chile y el mundo no está para celebrar. La contaminación, la explotación de recursos naturales, la crisis climática, la desertificación de los suelos, la mega sequía, los incendios, la tala indiscriminada, el derretimiento de hielos en los polos, la isla de basura que recorre el mundo, la deforestación en Amazonas, la desaparición de la banquisa en la Antártica; son todos problemas en los cuales las personas tienen responsabilidad. Hoy más que nunca debemos impulsar una agenda ambiental con carácter de urgente. De lo contrario, días como el de hoy desaparecerán, al igual que nosotrxs.

En el Día Internacional del Medio Ambiente, no podemos menos que recordar lo lejos que estamos como país de celebrar este día. Aún vigente la Constitución de 1980, la agenda legislativa en materias ambientales está profundamente al debe con las actuales crisis que, como país y planeta, estamos viviendo. A la fecha no se ha aprobado la modificación al Código de Aguas en relación a los derechos de aprovechamiento de las mismas y la gestión hídrica, cuando vivimos una de las crisis hídricas más graves de nuestra historia y la Región Metropolitana tiene la mayoría de sus comunas con decreto de escasez hídrica.

Lo mismo sucede con la crisis climática, cuyas medidas de mitigación y adaptación fueron extrañadas en la Cuenta Pública realizada por Sebastián Piñera hace unos días atrás. Las temperaturas cada vez aumentan más y sus consecuencias tienen efectos permanentes (recordar el desborde del río Maipo en el mes de febrero producto del aluvión). Para poder mitigar los efectos de la emergencia climática, más que nunca es necesario potenciar nuevas actividades económicas coherentes con los principios de la economía circular y la creación de nuevos empleos con enfoque ecológico. La Ley Marco de Cambio Climático continúa durmiendo en el Congreso. Chile es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, y la carencia de instrumentos de gestión del cabio climático vinculantes atenta contra la posibilidad de cumplir los compromisos internacionales asumidos en esta materia.

En materia de áreas protegidas, aún no contamos con la Ley de Glaciares, aunque estos se encontrarían bajo protección por el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que depende de CONAF. Sin embargo, es sumamente importante contar con una Ley de Glaciares por cuanto en nuestra diversidad geográfica contamos con un importante número de glaciares. Estos para el ecosistema son fundamentales, porque consisten en formas de agua en estado sólido, como el hielo, la nieve y el permafrost, cumpliendo una estrategia de reserva hídrica y función reguladora automática de los caudales de ríos y alimentación de napas. Una Ley de (protección) Glaciares es absolutamente necesaria como cuerpo legal para cautelar las intervenciones de todo tipo respecto a ellos. En materia de arbolado urbano, sigue esperándonos la llamada “Ley Arbolito”, que propicia la importancia de la vegetación urbana para contribuir en la lucha contra el calentamiento global desde las ciudades, de forma de producir oxígeno atmosférico y bajar calor de las ciudades, que son las grandes generadoras de Co2, gas propiciante del calentamiento global.

En cuanto a la institucionalidad ambiental, desde el año 2014 se encuentra pendiente de aprobación el Proyecto de Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas: busca crear un servicio público dependiente del Ministerio del Medio Ambiente, que se encargará de la conservación de la biodiversidad y cuyo principal instrumento será la administración de un sistema nacional de áreas protegidas que coordine a los distintos actores en torno a su gestión sectorial, incluyendo instrumentos que permitirán hacer frente a las principales amenazas que hoy enfrenta nuestra flora y fauna, y teniendo una mirada integrada de todo Chile, sus ecosistemas marinos y terrestres, dentro y fuera de áreas protegidas, y con un único foco en la protección de la naturaleza.

Muchas medidas atrasadas en tiempos donde el planeta nos está pasando la cuenta. La contaminación, la explotación de recursos naturales, la crisis climática, la desertificación de los suelos, la mega sequía, los incendios, la tala indiscriminada, el derretimiento de hielos en los polos, la isla de basura que recorre el mundo, la deforestación en Amazonas, la desaparición de la banquisa en la Antártica; son todos problemas en los cuales las personas tienen responsabilidad. Hoy más que nunca debemos impulsar una agenda ambiental con carácter de urgente. De lo contrario, días como el de hoy desaparecerán, al igual que nosotrxs.

Camila Muisante es abogada y activista ecofeminista

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