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Sonreír por la Inclusión, una invitación para votar Apruebo

Así empieza la Nueva Constitución y este video de Sonreír por la Inclusión donde Diego Contreras, un chico de 16 años con infarto cerebral al nacer, nos da su testimonio e invita a votar Apruebo......

Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático.

CAPÍTULO I PRINCIPIOS Y DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 1

1. Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico.

2. Se constituye como una república solidaria. Su democracia es inclusiva y paritaria. Reconoce como valores intrínsecos e irrenunciables la dignidad, la libertad, la igualdad sustantiva de los seres humanos y su relación indisoluble con la naturaleza.

3. La protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos son el fundamento del Estado y orientan toda su actividad. Es deber del Estado generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de los derechos y la integración de las personas en la vida política, económica, social y cultural para su pleno desarrollo.

  • Publicado en Videos

Carmelitas Descalzas de San José de Maipo por el Apruebo: “Dignifica a Chile”

Mediante una carta abierta donde reflexionan sobre la propuesta de nueva Constitución, las Carmelitas Descalzas de San José de Maipo llamaron a votar por el Apruebo.

Haciendo un llamado a votar Apruebo y reflejando los perjuicios que significaría que se imponga el Rechazo, las Carmelitas Descalzas de San José de Maipo reflexionaron sobre la propuesta de nueva Constitución.

En una carta abierta al Pueblo de Chile, la congregación religiosa recuerda sus orígenes, refrendando la importancia que tienen los pueblos originarios y su legado para ellas.

En ese sentido, expresan que “nos parece que la Nueva constitución, en la cual han trabajado sin horario 154 hombres y mujeres escogidos y mandatados por el pueblo de Chile para llevar a cabo el texto final que se nos presenta, reconoce a los pueblos indígenas como naciones, restituyéndoles, siquiera parcialmente, sus tierras, sus aguas, su lengua y lo esencial, su dignidad”.

Es un gesto que dignifica a Chile y alegra profundamente a María, Virgen de Guadalupe. Es justo poder darle el espacio que les es propio a nuestros hermanos de pueblos originarios que nos han permitido construir en unión con ellos, este hermoso país, llamado Chile”, prosigue el grupo.

También, para las Carmelitas Descalzas de San José de Maipo “nos parece importante y destacable el artículo 67. En el punto 1: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de cosmovisión y, en el siguiente 67.3, el Estado reconoce la espiritualidad como elemento esencial del ser humano”; en ninguna otra constitución se había hecho mención a esta dimensión trascendental del ser humano”.

Esta Nueva Constitución es ecológica, respeta y legisla sobre la naturaleza, como nos lo pide el Papa Francisco en la encíclica Laudato, en que nos llama a respetar y amar la ‘casa común’, la tierra y los bienes naturales comunes. El agua, elemento esencial para la vida, se regula según las necesidades humanas, las necesidades de la naturaleza, la agricultura y en último término las actividades mineras y agrícolas exportadoras”, prosiguen para destacar.

Por último, aseguran que “La Nueva Constitución es perfectible y se puede solucionar con el diálogo, el respeto y la buena voluntad, pero lo fundamental es que se constituye como un estado social de derecho; se concibe a Chile como una república solidaria, donde los derechos humanos, individuales y colectivos”, entre otros.

Si rechazamos la proposición de una nueva Constitución estamos rechazando la posibilidad de dar un paso grande en el devenir de nuestro país”, culminan las Carmelitas Descalzas de San José de Maipo.

Fuente: El Desconcierto.

Chile: ¿es posible una Constitución ecológica en un país de economía extractivista?

Ante la actual crisis climática, no sólo es posible sino además necesario, sostienen expertas consultadas por DW. El proyecto reconoce a la naturaleza como sujeto de derechos y apunta a mayor equidad ambiental y social.

Uno de los aspectos más novedosos del proyecto de constitución en Chile es su carácter ecológico, de protección de la naturaleza y uso sostenible de los recursos naturales.

De ser aprobado en el plebiscito del próximo 4 de septiembre, la nueva Constitución38525 reemplazará a la actual carta magna, promulgada en 1980 en dictadura.

En Chile es objeto de un encendido debate, y las últimas encuestas dan ventaja al rechazo. A nivel internacional, en tanto, se suman apoyos de académicos, activistas ambientales y organizaciones a la "Constitución ecológica”, por ser "un avance sustancial para el país, y un progreso regional y global”.

"Este texto ha llamado la atención, sobre todo, de las personas expertas en estas temáticas, porque la hicimos con una visión muy completa respecto de cómo un país debería avanzar para proteger la naturaleza, considerando todas las implicancias de la crisis climática”, destaca la bióloga y exconstituyente Cristina Dorador.

"La crisis climática y ecológica es uno de los mayores problemas que tiene la humanidad en estos momentos. Es de vital importancia tener una constitución que lo reconozca y que nos permita abordar dicha crisis por la vía institucional”, señala, por su parte, la politóloga Pamela Poo, directora de políticas públicas e incidencia de Fundación Ecosur.

Las expertas consultadas por DW coinciden en que el tema ecológico no está solo en un par de artículos, sino que permea todo el texto constitucional. "Es un cuerpo robusto con miras a preservar la naturaleza para las futuras generaciones, que incorpora derechos ambientales, temas de derecho ambiental, responsabilidad intergeneracional y derechos de la naturaleza”, indica Dorador.

La naturaleza como sujeto de derecho

Mientras la Constitución chilena de 1980 asegura el "derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación” y "es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”, la nueva propuesta asume la urgencia de actuar frente a la crisis climática y va más allá en reconocimiento, protección y acción.

El modelo extractivista en que Chile basa su economía "tiene efectos medioambientales, sociales y en la salud de las personas”, observa Dorador. Existe una fuerte dependencia de la exportación de materias primas: "En el norte es la minería; en la zona central, la agroindustria; en el sur, la industria forestal y la salmonicultura. Esto debiera preocuparnos, porque la naturaleza es finita, y con la crisis climática estos desafíos productivos van a cambiar. Es urgente no sólo preservar la naturaleza para las futuras generaciones, sino, además, generar alternativas económicas que sean sustentables”.

"Junto con abordar la crisis, la nueva Constitución fija elementos de adaptación, como los bienes comunes y la protección de glaciares y humedales, entre otros ecosistemas. En el fondo, es darnos cuenta de que si no los cuidamos, vamos a poner en peligro a la población”, afirma Poo, y destaca que "además, considera los derechos de la naturaleza, la interdependencia con ella y el derecho humano al agua, entre otros elementos”.

"La naturaleza es reconocida como 3un sujeto de derecho con un valor más allá de lo comercial, sino que es moralmente valiosa, tiene el derecho a existir, a persistir, a ser restaurada y reparada”, plantea Dorador. "Este reconocimiento, que para muchas personas es intuitivo, para la ciencia es algo comprobado. Sin embargo, todavía persisten posturas antropocéntricas en que el ser humano es amo y señor de la naturaleza y puede dañarla, sin considerar que al hacerlo nos dañamos a nosotros mismos y a las futuras generaciones”, agrega la investigadora de la Universidad de Antofagasta.

Según explica, los derechos de la naturaleza no son algo nuevo. Es un estatus jurídico reconocido en al menos 29 países en distintos niveles, tanto legales como constitucionales o jurisprudenciales. Al darle rango constitucional e incorporar derechos ambientales y organismos como la Defensoría de la Naturaleza, se plantea un camino para "operacionalizar este derecho. No va a ser solamente un enunciado romántico”, subraya.2

"Esta es una constitución del siglo XXI, de vanguardia, que puede iluminar al resto del mundo en torno a cómo abordar la crisis de forma institucional, al permitir generar políticas públicas, planes y programas”, adelanta Pamela Poo.

Por otro lado, agrega la politóloga, "va a limitar ese crecimiento desmedido en torno al extractivismo. Nuestra economía debería ir girando hacia actividades que se enfoquen en la adaptación, como por ejemplo la agroecología y la restauración ecológica, cuestión que también plantea la nueva Constitución”.

Al respecto, la nueva Constitución chilena promueve mayor descentralización y desconcentración económica, autonomía de las regiones para crear empresas estatales, apoyo a emprendimientos basados en la innovación y economías circulares, con el fin de diversificar la economía y superar la fuerte dependencia, no solo exportadora, sino también importadora, en un país de baja industrialización.

A nivel social, debiera llevar a una mayor equidad, sostienen. "Al poner el énfasis en una acción climática justa, nunca más deberían existir zonas de sacrificio o lugares con alta concentración industrial, donde se benefician grupos que no son del lugar, mientras el territorio es precarizado”, dice Dorador.

Ante críticas referidas a que una mayor protección de la naturaleza podría desincentivar la inversión, Dorador sostiene que, por el contrario, "Chile sigue siendo un país muy atractivo para la inversión. Este marco constitucional dará estabilidad y certezas en el contexto ambiental a la población, y también a los inversionistas, y debería disminuir los conflictos ambientales, que, a la larga, hacen que las empresas no puedan funcionar. Estamos poniéndonos al día a nivel de estándares internacionales para la protección de la salud y del ambiente”.

Fuente: DW / Autor: Victoria Dannermann

Fernando Atria: en Chile el rechazo a la nueva Constitución sería “un callejón sin salida”

Chile se muestra dividido ante la decisión crucial que deberá tomar sobre una nueva Constitución, que habría de reemplazar a la de la dictadura de Pinochet. Conversamos con Fernando Atria, uno de sus cerebros.

Los chilenos se aprestan a optar por el "apruebo” o el "rechazo” a la nueva Carta Fundamental elaborada por la Convención Constitucional. Fernando Atria fue uno de sus integrantes. Hay quienes incluso lo consideran el ideólogo de este proyecto, lo que comenta, en conversación con DW, remitiéndose al afán "de la prensa de poner etiquetas”. Pero no cabe duda de que este abogado, profesor de la Universidad de Chile, es una figura influyente en este proceso, que culminará 4 de septiembre. Con él hablamos sobre el texto sometido a plebiscito y el momento que vive el país.

DW: Las últimas encuestas siguen dando una ventaja al rechazo. ¿Cómo evalúa esta situación?

Fernando Atria: Vamos a ver el 4 de septiembre cuán dividido está el país. No creo que se pueda dar por sentado el resultado del plebiscito en base a las encuestas. Hay varias cosas. La principal es que creo que estamos pasando por lo mismo que pasó el Reino Unido con el brexit, y Estados Unidos, en la elección de Trump, y es que estamos experimentando el impacto que tienen en la comunicación política las tecnologías de la información, el manejo de datos, etc. Ha habido una campaña muy bien financiada de los partidarios del rechazo, de la derecha, en contra de la Constitución, que se basa en cuestiones que no son correctas como descripción del contenido del texto, pero han sido eficaces en el sentido de suscitar dudas en mucha gente. Cuán significativo será eso, lo vamos a ver el 4 de septiembre.

DW: ¿Cuáles son los aspectos principales que destacaría de la Constitución propuesta?

Fernando Atria: Los aspectos principales están enunciados en la frase inicial de la Constitución, que dice: Chile es un Estado social y democrático de derecho, es regional, plurinacional e intercultural y ecológico. Y después dice es una república solidaria, su democracia es inclusiva y paritaria. Creo que esos son los elementos centrales.

Se reconoce la importancia y centralidad de los derechos sociales: derecho a la educación, a la salud, a la seguridad social, a la vivienda, a los cuidados, al trabajo… Ese es el corazón de la nueva Constitución.

Plantea que es un Estado plurinacional, que busca una relación de paz y reconciliación con los pueblos originarios, después de 200 años de vida independiente. En Chile, esa relación ha sido más bien tóxica. Y es un Estado Regional, porque la nueva Constitución pretende reorganizar la distribución territorial del poder.

DW: Plantea explícitamente un Estado ecológico…

Fernando Atria: Yo creo que esta es de las primeras constituciones, sino la primera, que se debate no solo en condiciones de crisis ambiental -eso no es nuevo-, sino también de autoconciencia de la crisis ambiental. Y eso ha llevado a que la preocupación por la naturaleza y sus derechos -porque la Constitución le reconoce derechos- haya estado en el centro de la discusión constituyente.

DW: ¿Qué significará esto en un país donde la minería, por ejemplo, tiene un papel central? ¿Qué cambio profundo en la economía supondría esto?

Fernando Atria: Efectivamente, supone un cambio considerable. La Constitución fija los nuevos términos, en el sentido de que, al reconocer derechos a la naturaleza, le pone urgencia a las medidas orientadas a proteger esos derechos. Pero, en los hechos, Chile está enfrentado, como todo el mundo, a la pregunta de cómo la conciencia de la crisis climática y ambiental ha de llevar a encontrar un nuevo balance entre desarrollo económico y naturaleza. Esa es una cuestión que no está respondida, a mi juicio, en ninguna parte. (…) La Constitución, por lo mismo, no podía proponer una solución definitiva a una cuestión que es una preocupación en el mundo entero. Lo que hace es poner la urgencia de la dimensión ambiental, y eso se traducirá en políticas orientadas a respetar los derechos de la naturaleza, que tienen que ser discutidas y decididas en Chile, como están siendo discutidas y decididas en el resto del mudo ante la crisis que se avecina, o que ya está entre nosotros.

DW: Y, en cuanto a los derechos sociales, ¿cómo se puede garantizar que esto se lleve a la práctica?

Fernando Atria: El texto constitucional, por cierto, no es suficiente, pero sí es necesario para dejar atrás esta idea de un Estado subsidiario que, en Chile, a diferencia de Europa, significa Estado neoliberal. Y se refleja en la mercantilización de áreas sociales, porque se entiende que el Estado solo puede actuar en materias de educación, de salud, en la medida en que no haya mercados privados que puedan actuar adecuadamente. Esa es la comprensión que se tenía en Chile del principio de la subsidiariedad.

Fernando Atria, abogado y docente de la Universidad de Chile.

La nueva Constitución lo que hace es desechar esa idea y reemplazarla por la de un Estado social, que, por cierto, no implica la realización inmediata de los derechos, pero sí es una condición necesaria para empezar a construir los sistemas o los servicios que esos derechos requieren. Esta Constitución entiende los derechos sociales no como una promesa de provisión individualizada, sino como la necesidad de que esas esferas de la vida -como educación, salud, seguridad social, vivienda- se organicen de modo de asegurar a todos condiciones de igualdad. Por ejemplo, el correlato del derecho a la salud no es un conjunto de prestaciones que se le asegura a cada individuo; es la existencia de un sistema nacional de salud que es universal, público e integrado, de modo tal que el acceso a la protección de la salud dependa de condiciones de necesidad, y no de capacidad de pago.

DW: ¿Cómo ve el escenario en caso de que gane el rechazo?

Fernando Atria: Yo lo veo como un callejón sin salida. Porque el pueblo chileno ya decidió en plebiscito, en octubre de 2020, que Chile necesitaba una nueva Constitución, y también decidió que ella debía darse a través de una Convención Constitucional. Por consiguiente, yo creo que, políticamente hablando, lo único que corresponde hacer en caso del rechazo es convocar una nueva Convención Constitucional. El problema es que, desde el punto de vista jurídico, el efecto del rechazo es que simplemente continuaría vigente la Constitución de 1980. No hay más.

Fuente_ DW / Autor: Emilia Rojas Sasse

 

  • Publicado en Mundo

Reconocimiento constitucional a los animales no humanos en Chile

La Convención Constitucional optó finalmente por el reconocimiento de los animales no humanos en el borrador de la nueva Carta Magna.

Quizás uno de los temas más novedosos y revolucionarios que tiene el borrador constitucional y que podrá permitir un cambio gigantesco a nivel de derechos en Chile, y en lo que refiere a la aprobación de nuevas leyes e implementación de políticas públicas futuras, es lo relacionado a la incorporación de los animales no humanos a la nueva carta fundamental.

De ahí que reconocer a los animales no humanos por primera vez en un texto constitucional, en el caso de aprobarse el próximo 4 de septiembre, no solo será inédito en Chile, sino que pondrá al país a la vanguardia en esta materia, por sobre el resto de los países en el mundo.

Si bien existen alrededor de cincuenta estados que incorporan a los animales no humanos en sus constituciones y leyes, destacando países como Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza, Portugal, India, Nueva Zelanda, Austria, Luxemburgo, Colombia, Costa Rica, como la misma Unión Europea, por declararlos como seres sintientes y tipificar el maltrato animal como delito, la norma constitucional aprobada en Chile va mucho más allá aún.

Lo señalo, ya que revisando la norma constitucional, al plantear que los animales son sujetos de derecho, puede abrir un nuevo escenario radicalmente distinto para los animales no humanos para un futuro próximo, como se puede leer a continuación: “Los animales son sujetos de especial protección. El Estado los protegerá, reconociendo su sintiencia y el derecho a vivir una vida libre de maltrato. El Estado y sus organismos promoverán una educación basada en la empatía y en el respeto hacia los animales” (1).

En otras palabras, que dejen de ser vistos como objetos, ya sea para su explotación, dominación o para su protección, en el mejor de los casos, deja abierta la posibilidad de verlos como individuos y/o personas, lo que puede cambiar completamente nuestra relación y convivencia como humanos con el resto de los animales, luego de muchos siglos de especismo en el mundo, en donde se construyó una división ontológica y jerárquica extrema entre nosotros y los otros seres.

Por lo mismo, concebir a los animales no humanos como sujetos de derecho, como también ha sido señalado por la Declaración de Toulon del año 2019 (2), es ponerlos en un status jurídico muy diferente a como han estado históricamente, que como bien lo ha señalado el filósofo Jorge Reichmann, se les ha tratado como bestias, seres irracionales, sin alma y totalmente inferiores a nosotros.

Se podrá decir que una simple norma jurídica, no es capaz por sí sola de enfrentar una cultura de dominación especista, de miles de años, que ha puesto a los seres humanos por sobre las demás especies, y que con la modernidad y la industrialización capitalista, ha convertido a los otros animales en meras mercancías para la experimentación, producción y consumo humano.

No obstante, otros sistemas de dominación de humanos contra humanos (sexismo, clasismo, racismo) y de humanos contra la naturaleza (antropocentrismo), aún se mantienen muy fuertes, y no por eso se va dejar de luchar contra formas que solo generan discriminación, violencia, guerra y que ponen en riesgo condiciones básicas para la reproducción de la vida.

No hay que olvidar nunca, la lucha que han dado históricamente distintos movimientos (feministas, afros, pueblos indígenas, ecologistas, disidencias sexuales) contra injusticias que parecían imposibles de revertir en muchos lugares, pero que se han logrado avances muy importantes, en lo que refiere a derechos y reconocimientos.

Frente a esto, lo de Chile es un tremendo avance, no solo para el movimiento animalista y para el país, sino también para el resto del mundo, el cual debiera estar muy agradecido de un proceso constituyente desde el sur global, que ha instalado temas, que años anteriores, nadie hubiera creído posible que estuvieran siquiera discutiéndose.

Por eso que es fundamental mencionar a todas las organizaciones animalistas involucradas, como lo son la Fundación Abogados por los Animales, Fundación Vegetarianos Hoy, Fundación Derecho y Defensa Animal, entre muchas otras (3), y de constituyentes como Camila Zárate, Bárbara Sepúlveda, quienes fueron claves en incidir en otros constituyentes para que se aprobara esta norma en el pleno.

En el caso de Bárbara Sepúlveda, es bastante notable la discusión que tuvo que dar, no solo con sectores conservadores, que siguen viendo al rodeo, las carreras de galgos, la caza deportiva, como formas tradicionales e intrínsecas de la cultura chilena, que debieran mantenerse, sino también con otros sectores (ecologistas y pueblos originarios), que no entendían el concebir a los animales no humanos como sujetos de derecho (4). Gracias a toda esa lucha que se dio, la Convención Constitucional optó finalmente por el reconocimiento de los animales no humanos en el borrador, así como también lo ha hecho con la naturaleza, con los pueblos indígenas, con las mujeres y con otros sujetos de derecho que el Estado de Chile ha negado históricamente.

Algunos dirán, desde el discurso del rechazo, que esta norma es maximalista y de grupos identitarios fundamentalistas urbanos, que quieren imponer su visión centralista y mascotista al resto de la sociedad, en especial a los sectores rurales. Omitiendo que Chile, a pesar de tener leyes de protección animal (ley 20.380 y ley 21.020) está muy al debe en comparación a muchos países en el mundo, que han dejado de concebir a los animales no humanos como bienes muebles o cosas.

Asimismo, quienes buscan ridiculizar esta norma, diciendo que de aprobarse la nueva constitución, se prohibirán los asados (5), es no entender que lo que se buscará con la nueva legislación, es transitar hacia una sociedad que se haga cargo del maltrato animal, tanto en las grandes ciudades como en el campo, a través de nuevas exigencias al sistema productivo, como a partir de un fuerte rol de políticas educativas centradas en la empatía y bienestar animal.

Para finalizar, este reconocimiento de los animales no humanos en la nueva constitución de Chile, en tanto sujetos de derecho, quizás puede ser el primer paso para volver a concebirnos nuevamente como animales, mamíferos y primates, que es lo que hemos sido siempre, pero que ciertos discursos de poder nos han hecho creer de que no lo somos.

Andrés Kogan Valderrama
Sociólogo
Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable
Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea
Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina
Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa
Integrante de Comité Científico de Revista Iberoamérica Social
Director del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org
 
1: https://www.chileconvencion.cl/news_cconstitucional/derechos-de-la-naturaleza-y- una-vida-libre-de-maltrato-para-los-animales-seran-parte-de-la-nueva-constitucion/
2:https://cierrenmundomarino.blogspot.com/p/declaracion-de-toulon.html?m=1
3. http://www.animalesenlaconstitucion.info/animalistas/
4: https://www.youtube.com/watch?v=3aZkGnkefcY5: https://www.youtube.com/watch?v=xd11cb8-pfsg
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