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Flavio Salazar, ministro de Ciencia: «El sueño es que tengamos una AstraZeneca chilena»

El próximo miércoles, el ministro de Ciencia iniciará una gira por Cuba y Argentina para conocer la experiencia de estos países en la fabricación de vacunas. En conversación con El Desconcierto, reconoce que una de sus principales ambiciones es levantar una alianza público-privada en Chile similar a lo que ocurrió entre el laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford para la elaboración de vacunas contra el COVID-19. Además, el secretario de Estado aterriza la promesa del Presidente Boric de otorgar un 1% del PIB para investigación y desarrollo, asegura que para lograrlo no esperará la reforma tributaria y sale a responder los reparos de su antecesor, Andrés Couve. «Lo encuentro egoísta», dice.

A fines de marzo, el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Flavio Salazar, recibió una invitación bastante especial. Funcionarios de la NASA estaban en el país para surcar el cielo chileno con el proyecto SOFIA (siglas en inglés del Observatorio Estratosférico para Astronomía Infrarroja), un telescopio reflector de 2,5 metros que viaja acoplado a un avión Boeing 747 y que permite mirar con detalle, desde el hemisferio sur, dos galaxias cercanas a la Vía Láctea.

La visita alteró su agenda. A última hora, optó por no asistir a la firma del Acuerdo de Escazú y llegó atrasado al Aeropuerto Arturo Merino Benítez para reunirse con los científicos estadounidenses. La demora preocupó a la canciller Antonia Urrejola, quien lo llamó para transmitirle su inquietud por la gente de la embajada de Estados Unidos.

«Pensaban que yo, desde mi militancia, tendría un prejuicio respecto a ver a la NASA», reconoce el ministro comunista en entrevista con El Desconcierto, agregando que, por el contrario, él admira como científico el rol de la agencia espacial y el aporte que hacen al conocimiento global. Tanto así, que habla feliz de que le regalaron un galvano donde salen los logos de la NASA, que llevará consigo «para siempre». 

«Profesar o ser marxista confeso, no cuadra muchas veces con el tema de las ciencias», dice en alusión al imaginario colectivo de la sociedad. «Pero, en realidad, si lo piensas desde el punto de vista ideológico, no hay ninguna contradicción. En el fondo, la visión científica, materialista, dialéctica, que yo tengo, es fundamental para el ejercicio de la investigación y el conocimiento, como algo mucho más integrado que el reduccionismo positivista», reflexiona.

«Creo que nosotros, a diferencia de lo que las personas creen, no siempre decidimos todo lo que queremos ser. Yo soy del Colo, ¿por qué soy del Colo? Porque mi papá era del Colo, mi abuelo era del Colo. ¿Por qué soy comunista? Porque nací en una familia trabajadora, con una tradición de lucha social, con gente que trabajó en los sindicatos, con abuelos obreros, que ven al PC como un instrumento de su propia clase», relata.

Como todo científico, Salazar es pragmático y realista, pero también tiene ambiciones. Una de ellas es tener una fábrica de vacunas en Chile, la que, estima, podría estar sacando sus primeros lotes entre fines de 2024 y comienzos de 2025, si todo marcha según sus planes. Para ello, el próximo 8 de junio iniciará una gira junto a la ministra de Salud, Begoña Yarza, por dos países que cuentan con los laboratorios y plantas más relevantes de Latinoamérica: Cuba y Argentina

Fotografía de Horacio Gutiérrez

La gira de las vacunas

– ¿Por qué Cuba y Argentina?

Dentro del proyecto de recuperación de capacidades de producir vacunas en nuestro país, nosotros no podemos solamente mirar modelos como Oxford-AstraZeneca, de un país desarrollado que invierte muchísimas más veces que nosotros en producir vacunas. Tenemos que mirar los modelos más cercanos. ¿Cuáles son? Acá en Latinoamérica, quienes producen vacunas son Brasil, Argentina y Cuba, y México que también las envasa. No hay muchas más experiencias.

Vamos también a avanzar en otro elemento que es clave. Si nosotros queremos establecer producción de vacunas, no podemos pensar sólo en los habitantes del país, porque no es sustentable. Lo que tenemos que mirar es el mercado latinoamericano, porque, ahí sí, nosotros podemos promover generación de vacunas que abastezcan a Perú, Ecuador, Colombia, etc.

– ¿Cuál es el itinerario?

Nos vamos el miércoles 8 de junio, llegamos a La Habana, donde justamente se está realizando el Congreso Latinoamericano y del Caribe de Inmunología, asociación de la cual fui presidente años atrás. Tanto la ministra como yo haremos presentaciones ahí, y luego vamos a visitar una serie de centros productores de vacunas, donde están todas las instalaciones que son adecuadas a un modelo latinoamericano. Luego vamos a ir al Ministerio de Salud, a conocer cómo han desarrollado su estrategia de vacunación.

Después nos vamos a Argentina el domingo 12, y ahí vamos a visitar una fundación con apoyo estatal que produce vacunas y biofármacos, y también a empresas privadas. Finalmente, retornaremos a Chile el día miércoles 15 de junio. Y después, en otro momento, tendremos oportunidad de ir a Brasil y a México.

– ¿Cómo será el modelo de esta planta de vacunas?

Esta será una fábrica público-privada. El Estado va a ser dueño de una parte e inversionistas privados serán dueños de la otra. Esta va a recibir órdenes de producción de empresas extranjeras que quieran distribuir sus vacunas en Latinoamérica, por ejemplo, y también funcionará para el levantamiento de capacidades de investigación y desarrollo de distintas instituciones.

Se espera que genere vinculación con los proveedores nacionales, que dinamice el sector productivo (…) esta experiencia es una oportunidad única de probar, en un proyecto acotado, una nueva forma de organizar el Estado y vincularlo con el sector privado. 

Pero la principal apuesta no está en las ventas o en los ingresos. A lo que yo quiero apostar, que ya es el sueño del científico, es que aparezcan ideas de chilenos que se hagan realidad, que tengamos, por ejemplo, una AstraZeneca chilena. Ese sería el sueño.

– ¿Para cuándo está planificada?

Así como está proyectado hoy, que ya se hicieron todos los estudios, si se inicia este proyecto el 2023 —fecha para la que estamos trabajando en el tema presupuestario— nosotros pensamos que a fines de 2024 o comienzos de 2025 debiesen estar saliendo los primeros lotes de vacunas desde Chile.

Aumento al 1% del PIB para investigación

Sobre la Cuenta Pública del Presidente Boric y ese prometido 1% para investigación y desarrollo, lo que se traduciría en US$2.400 millones aproximadamente. ¿De dónde se sacarán estos fondos?

Esto es un proceso. Hoy en día se gastan entre 800 y 900 millones de dólares, o sea, no es que no se gaste nada. Pero eso hay que triplicarlo, de todas formas. Primero, creo yo, que puede haber una redistribución presupuestaria por una parte. Hemos estado conversando con otros ministerios —Defensa, Energía y Agricultura— donde destinan sus recursos a programas determinados y que hoy se podrían reenfocar hacia el tema científico.

Pero, en el largo plazo, un elemento clave está en la recuperación del control de recursos naturales. El tema del litio, del hidrógeno verde, el tema de la gran minería del cobre. Además, la reforma tributaria debiese generar mayores recursos que pudieran ser redestinados a ciencia y tecnología. 

Si esta estrategia funciona, vamos a superar el 1% en el mediano plazo, que sería un objetivo natural de éxito.

– Dependen en cierta medida entonces de lo que pase con la reforma tributaria, ¿no?

No completamente. Ya estamos planificando un aumento presupuestario en 2023. La reforma tributaria se va a presentar y va a empezar a regir en 2024, y nosotros no vamos a esperar a eso. Nosotros tenemos la visión de que para 2023 vamos a poder aumentar en un 35% el presupuesto que hoy existe.

Va a haber un aumento presupuestario, toda mi fuerza va a estar puesta ahí. Pero no va a ser al 1% obviamente. 

– ¿Cuándo según sus cálculos se llegaría entonces a la meta del 1%?

Nosotros nos ponemos el objetivo que planteó el Presidente, que es llegar durante este gobierno, lo más cercano posible al 1%. Ahora, siempre el programa de gobierno se pensó en dos períodos, ocho años. Todo es relativo, hay muchos niveles de incertidumbre, pero el objetivo está planteado a llegar al 1%, ojalá en el menor plazo posible.

Yo estimo, y eso es ya una opinión personal, que, si nos va bien con todo, podríamos llegar al 0,7% o 0,8% al final del período de estos cuatro años. Lo que sería un salto enorme para la historia de la ciencia. Pero eso no cierra las puertas a que si se dan mejores condiciones en un momento determinado logremos el 1% en este período.

Pero yo no lo vería como un fracaso. Sería un éxito cualquier aumento significativo del presupuesto en esta etapa de crisis económica, debido a la pandemia, a la situación internacional y a otros factores. 

– Le pregunto porque el exministro Couve aseguró que “si no se aterrizan mecanismos concretos” para alcanzar esa meta, sería un anuncio “irresponsable”…

Ahí no estoy de acuerdo. Y lo encuentro egoísta al pensar que estamos actuando de forma voluntarista, o que es irresponsable, por el hecho de que ellos no fueron capaces de plantear realmente, de defender la necesidad de un aumento presupuestario que el sistema exigía. Ellos creían que había que hacer un incentivo, ya sea tributario o de facilidades, para los privados, para que invirtieran en tecnología, y nunca funcionó.

Nosotros tenemos un plan de cómo va a ser este aumento del 1%, y lo que vamos a hacer es algo que el gobierno anterior no quería hacer porque no creía en eso, no creía en el rol del Estado en la articulación de las capacidades científicas. Estamos proponiendo proyectos que van a ser conducidos desde lo público, con las universidades estatales, con los gobiernos regionales, con los ministerios, pero que van a abrir la puerta a la inversión privada.

Fotografía de Horacio Gutiérrez

La ciencia y la nueva Constitución

– ¿Qué le parecen las propuestas de la Convención en cuanto a la ciencia y la tecnología?

Creo que hay algunas personas que van a sentir que no hay mucho de eso en la discusión, y en parte puede ser, porque el tema de la ciencia y la tecnología no está presente como un tema de primer nivel en la mente de la mayoría de las personas. La pandemia despertó una cierta curiosidad, porque antes no salía ningún experto hablando de nada, y ahora la gente los escucha. Hay un posicionamiento más alto de la ciencia, pero todavía no lo suficiente para poder generar una profundización de los temas.

Pero creo que sí está presente en los temas medioambientales, en los temas de respeto a las diversidades culturales, en los temas de valorización del conocimiento y su democratización, etc. Hay varios elementos que posicionan la ciencia, pero va a ser materia de ley cómo hacemos esas bajadas generales a una estrategia de ciencia y tecnología.

Yo estoy conforme con la propuesta constitucional, creo que nos permite avanzar sobre todo porque cambia la condición de Estado subsidiario. Si seguimos con una visión de Estado subsidiario, todos estos proyectos donde el Estado va a articular, no son posibles.

– Entonces, entiendo que va a votar Apruebo…

Voy a votar Apruebo, pero cualquier opción que el pueblo decida es válida.

ANID, Becas Chile y la precarización de la investigación

– ¿Qué pasa con los becarios de investigación en Chile? ¿Cuál es el campo laboral, por ejemplo?

El sistema creció de una forma muy inorgánica. Durante el primer gobierno de Bachelet se generó este impulso a la formación internacional a través de las Becas Chile y las demás becas nacionales. Esto generó la formación de muchas personas, pero no estaba inserto en una política general para otorgar trabajo a esta gente una vez que terminaran.

Entonces se produjo una debilidad enorme del sistema, que no tiene la capacidad de absorber a los nuevos doctorandos que se están formando. El sistema es muy pequeño, por eso este crecimiento presupuestario es una necesidad para poder ocupar esos recursos humanos, que de otra manera están perdidos.

– ¿Qué incentivos hay entonces hoy en el país para ser investigador?

Las condiciones laborales no han sido las adecuadas. En general no se les ha reconocido a los jóvenes investigadores, justamente su condición de tal, y han sido subcontratados, entonces están en condiciones laborales muy débiles. Gente motivada, inteligente, que ha tenido formación internacional, no tiene un espacio, una carrera en la cuál insertarse para ser científicos, y se dedican a otras cosas. Eso es un desperdicio.

¿Cómo lo vamos a mejorar? Estamos promoviendo una mesa con el Ministerio del Trabajo, la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y las universidades, para ir viendo un cambio legislativo que permita la absorción de la oferta de doctorandos por parte del sistema público y privado, en condiciones distintas.

– ¿Y los trabajadores precarizados dentro de la ANID? Hay muchos que están a honorarios trabajando sin derechos laborales por años, aun cuando cumplen funciones propias de un empleado a contrata o de planta.

Sí, hay una precarización en la ANID, que no solamente tiene que ver con las condiciones laborales, sino que también con la sobrecarga laboral que tiene esa agencia respecto al crecimiento que ha habido de la distribución de proyectos en el tiempo. Nosotros creemos que tenemos que incorporar, dentro de esta expansión presupuestaria, fondos para crecimiento orgánico, tanto de la ANID como del ministerio.

Respecto de las condiciones de contratación, ese es un problema del Estado, no es de la ANID ni del ministerio. Hay una resolución de Contraloría que establece que los empleados públicos tienen que ser pasados a contrata, pero es difícil hacerlo porque, históricamente, el Estado ha funcionado gran parte en torno a este resquicio de las contrataciones a honorarios. 

En mi opinión personal, eso se debe terminar y tenemos que avanzar. Pero eso requiere recursos y una modernización del Estado.

– Claro, se supone que ahora está comenzando el traspaso a contrata pero los trabajadores alegan que quieren pasarlos sin reconocerles el tiempo que ya llevan contratados, ni los beneficios laborales que se les adeudan por aquello. 

En el ministerio tenemos marginalmente personas contratadas de forma precaria, y en la ANID son 37 de más de 450 personas. Hay otras partes en que es muchísimo peor, lo que no significa que a mí no me preocupen las personas de la ANID, que creo que va a seguir trabajando para solucionar ese problema.

No creo que sea una manera de no hacerse cargo, se están tratando de hacer cargo pero aparecen efectos colaterales, de una solución que tal vez no está técnicamente bien implementada. No lo sé, pero creo que el espíritu del ministerio y de la ANID está en avanzar a que las condiciones de los trabajadores públicos se adecúen y cumplan con los estándares exigidos por Contraloría.

– ¿Usted estaría de acuerdo entonces en que si estos trabajadores pasan a contrata se les reconozca el tiempo que llevan y los beneficios que se les adeudan en consiguiente?

Yo creo que sí, pero yo no defino eso. He visto en otras instituciones públicas esta discusión, cuando le ha pasado a algún familiar o amigo mío. Me parece injusto y creo que eso tiene que tomarse en cuenta.

Yo no tomo la decisión pero sí tengo una opinión, y en algún momento, si en alguna mesa se genera esta discusión, mi postura está clara.

Fuente_ El Desconcierto

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