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Blog de Opinión

Blog de Opinión (293)

Vuestros nombres valientes soldados

¿Quién de niño no jugó a ser soldado, a la guerra, a conquistar territorios, a defender a la patria y a nuestros compatriotas? En esos juegos siempre los “enemigos” eran otros, nunca nosotros mismos. Esos códigos hasta los niños los conocen. (“No se muerde la mano al que te da de comer”, y somos todos los chilenos y chilenas, a través del pago de los impuestos, los que “damos de comer” a nuestros valientes soldados). Para un niño, el uniforme militar en sí representa un símbolo de respeto, no de terror, de respeto. Recuerdo las Paradas Militares siendo niño y la pulcritud marcial de esas puestas en escena me ponían la “piel de gallina”. (Confieso que hasta el día de hoy me sucede). Al verlos desfilar gallardamente, uno se sentía protegido. ¿En qué momento algunos “valientes soldados” abandonaron su juramento y volcaron sus metrallas contra quienes prometieron defender?

La muerte de uno de los criminales más sádicos de la historia de Chile, el General (R) Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, conocido como el “Mamo” Contreras, Jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la organización criminal de la Dictadura Militar, ha desatado una serie de reacciones en todo sentido. Su muerte no pasó en vano, ganó portadas de importantes medios de comunicación nacional e internacionales, condenatorias en todos los casos, sin excepción. Su muerte no pasó desapercibida.

A mí, por el contrario no me pasó mucho. Y no es que no tenga meridiana claridad de las atrocidades cometidas por el “Mamo” y sus secuaces y del sufrimiento de sus víctimas, todo lo contrario. Siento indignación cada vez que conozco del sadismo sin límite de este militar chileno, oficial del Ejército siempre vencedor, nunca vencido. Los secuestros violentos, el uso de electricidad en los genitales, la extirpación de uñas, las “chinitas” en el excremento, la utilización de perros adiestrados para violar a mujeres, el ultraje a embarazadas, el uso de gases químicos, las torturas más inhumanas, el lanzamiento de cuerpos al mar, la desaparición de millares de compatriotas, en su gran mayoría de chilenos y chilenas privados de libertad, es decir, sin ninguna posibilidad de oponer resistencia, son situaciones que violentan de manera brutal la conciencia humana, aún transcurridos ya cuatro décadas.

Sin embargo, soy de los que cree que el cielo y el infierno son metáforas. El “Mamo” Contreras no se irá al infierno, pues el infierno no existe. Esa es mi creencia. Fue cremado en la oscuridad de la noche, acompañado de un puñado de familiares. Murió solo, producto de una lenta y agónica enfermedad. A pesar de su más profundo desprecio por la vida, el sí fue atendido en un Hospital, como cualquier ser humano merece. Se murió y punto. ¿Qué nos deja su inevitable muerte? Nada. Fue su vida, actos, conductas y creencias lo que nos motiva una reflexión.

Manuel Contreras fue esencialmente un SOLDADO COBARDE. Resultó fácil para el “Mamo” Contreras cometer todas las atrocidades que cometió. Nunca tuvo un enemigo verdadero en frente. Es como un adulto forcejeando con un niño pequeño, jactándose de su triunfo ante las débiles fuerzas del menor. Eso es cobardía pura. Los cobardes soldados hechos a imagen y semejanza de Contreras son eso, cobardes soldados que ni el propio Ejército reconoce. De hecho, a pesar de no haber sido degradado que es lo que corresponde, el Ejército, nuestro Ejército no le rindió honores. ¿Se imaginan rendirle honores a una persona al que se le imputaron y acreditaron más de 1500 víctimas y que recibió por ello más de 500 años de cárcel? El héroe es aquel que enfrenta un adversario superior, venciéndole o perdiendo la vida en el intento. Por eso Arturo Prat e Ignacio Serrano son héroes. Por eso el “Mamo” Contreras y sus secuaces nunca lo serán.

¿Con qué me quedo? Me quedo con los valientes soldados que ante las habituales catástrofes provocadas por nuestra naturaleza salen a la calle a trabajar por los chilenos, salen a las calles a protegernos, a entregarnos seguridad. Me quedo con los valientes soldados que resguardan nuestros procesos eleccionarios que sustentan nuestra democracia. Me quedo con los valientes soldados que contribuyen a la paz en países como Haití. Me quedo con los valientes soldados que rompen los pactos de silencio y entregan la verdad de los crímenes de lesa humanidad. Me quedo con los valientes soldados que han decidido defender nuestras fronteras, defender a los chilenos y chilenas y no empuñar las armas contra nosotros. Me quedo con un Ejército profesional, moderno, respetuoso de la democracia, no deliberante y subordinado al Poder Civil..

Los “Mamo” Contreras, los Moren Brito, los Corbalán, los Iturriaga Neumann, los Krassnoff, los Arellano Stark y tantos otros cobardes soldados, no merecen nuestras palabras ni nuestros recuerdos.    

¿Cogobierno del profesorado?

Llama la atención que tanto en los debates políticos como en las entrevistas que se han efectuado en torno a la huelga del profesorado se haya hecho tan escasa referencia al desconocimiento que ha hecho ese gremio de la función parlamentaria. Al oponerse al ingreso del proyecto de ley de formación docente al congreso, el gremio le está negando una competencia que los chilenos le hemos asignado a ese poder del estado.

¿Cómo hubiéramos reaccionado los chilenos si la banca se hubiera paralizado ante un proyecto de ley del  Ministerio de Hacienda que los afecte directamente, hasta que ese proyecto fuera modificado según sus intereses?.

Mi hija mayor es profesora y conozco perfectamente el agobio que le plantean sus horas no lectivas y lo menguado de su remuneración. Esta constatación no solo es individual: la medrada situación del profesorado es suficientemente conocida y no hay chileno que se oponga su mejoramiento.

Pero lo objetable es la actitud de aquellos que promueven maliciosamente la huelga, eludiendo el meollo de la controversia, cual es el tema de la evaluación, centrándolo, en cambio, en lo bajo de las remuneraciones. Un ejemplo de esto puede apreciarse en la edición 173 del prestigioso semanario de esta comuna, el Cuarto Poder, donde se hace una ociosa comparación –por todos conocida- entre las remuneraciones de los profesores y las de las figuras de la televisión. Le agradecemos al articulista que haya omitido la comparación con los jugadores de nuestra selección de futbol.

Se percibe una dolorosa radicalización en un gremio en que debiera predominar la serenidad y, sobre todo, la voluntad de reconocerse como modelo de sus educandos.

Esa falta de serenidad tuvo como víctimas, entre otras, a panelistas del programa televisivo Tolerancia Cero, quienes se lamentaron en su programa del 21de junio de haber sido objeto de ofensas por parte de algunos profesores que así reaccionaron ante sus opiniones de periodistas.

Tampoco fue acogida serenamente la investigación del diputado Giorgio Jackson destinada a determinar los nuevos niveles de remuneración que arrojaba el proyecto de ley, cuyo resultado, pese a reflejar valores positivos para el profesorado, no fue reconocida como útil y el parlamentario recibió las ya habituales descalificaciones de parte de un grupo de profesores.

La opinión pública informada se ha percatado de las luchas intestinas por el control del gremio y de cómo ellas inciden en las opciones que son adoptadas, ahora asumidas por una asamblea poco conocedora de detalles importantes del proyecto y dirigida emocionalmente por líderes radicalizados,  disidentes de la actual mesa directiva.

Un profesor, a quien conozco hace varios años y al que le reconozco un acabado conocimiento de las reformas que ha elaborado el Ministerio de Educación, me expresó hace poco su sorpresa por la ignorancia sobre el proyecto que manifiestan muchos de sus colegas. Este juicio es compartido por Ernesto Treviño, doctorado en educación de la Universidad de Harvard,  quien sostuvo en una entrevista del “Primer Café” de la radio Cooperativa el viernes 26 de junio que “existe una campaña de desinformación y que poca gente se ha leído el proyecto”, añadiendo que los únicos colegios municipales que sobrevivirán serán los de las localidades rurales, puesto que los establecimientos de las comunas urbanas perderán masivamente a sus alumnos, que próximamente se dirigirán a los colegios particulares subvencionados gratuitos.

Era esperable que la conducción asambleísta del gremio desconociera el llamado de la UNICEF (el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), cuyo representante para Chile, Hai Kyung Jun, expresara que “nos preocupa que el derecho de los niños, niñas y adolescentes a aprender se está viendo claramente afectado”. No sorprende que el irrespeto a la democracia, -que no otra cosa es el desconocimiento de la función parlamentaria-, lleve a algunos a omitirse ante una obligación que da cumplimiento al derecho humano de la educación.

 

Ni la banca, ni el profesorado, ni gremio alguno puede convertirse en co-gobernador, para que podamos sentir que vivimos en una pasable democracia.

Deserción de militantes

Los trascendentales sucesos políticos de los últimos meses han tenido no menos trascendentes repercusiones en diversos ámbitos, siendo uno de ellos la deserción  explícita o tácita de muchos militantes en todos los partidos políticos.

Aunque sería comprensible el pudor de aquellos que no quieren sentirse cómplices de lo que consideran un actuar ilegítimo dentro de de su colectividad, un análisis más detenido nos lleva a pensar que ésta es una justificación bastante simplista.

Es injusto sostener que el accionar de todas las agrupaciones políticas es producto de voluntades espurias que así proceden para satisfacer ilegítimos intereses. Nadie puede afirmar que todos nuestros dirigentes políticos son corruptos y que nunca su proceder político ha sido probo.

Eso sería una necedad. Y lo es tanto como sostener que el actuar de todos y cada uno de ellos se ha inspirado sólo en el bien del país. 

Ni lo uno ni lo otro.

Hace nada menos que cinco siglos Nicolo Maquiavelo ya había percibido que el ser  humano es esencialmente corruptible; percepción que no le impidió ser el hábil canciller florentino que, entre otros logros, controló los impulsos invasores de César Borgia.

Esta lúcida comprensión de la naturaleza humana le sirvió a este también filósofo y militar para participar decisivamente durante 18 años en el gobierno de la ciudad-estado que era Florencia, como también para elaborar su tratado de doctrina política titulado “El Príncipe”.

Pero parece que en Chile no nos resignamos a la realidad detectada por él, y quisiéramos que todos nuestros políticos fueran probos, ojalá más probos que nosotros mismos, y optamos por ignorar que en la realidad chilena también ha incidido el proceder patriótico y bien inspirado del buen político.

Ni estos buenos políticos, ni mucho menos el país se merecen la  misma indiferencia con que pretendemos sancionar al deshonesto. Más aún, este deshonesto agradecerá que el elector bien informado se abstenga de censurarlo, sea en las urnas o en algún debate político.

Chile no es el único país donde se detectan irregularidades o dolos de naturaleza política. Recientemente ha aparecido la noticia de que en Francia se le ha imputado a Nicolás Sarkozy el haber empleado facturas falsas para poder exceder en varios millones de euros el límite de gastos electorales permitido por la legislación de su país.

En un periódico israelí, un avergonzado periodista consignaba que son objeto de investigaciones criminales: el Primer Ministro Ehud Olmert, el Presidente Moshe Katzav, el ex Ministro de Justicia Jaim Ramon, el Ministro de Finanzas Avraham Hirschson y el jefe de la coalición Avigdor Yitzjaki.

¿Es necesario traer a cuento lo que sucede en latinoamérica?. Basta con citar lo de Petrobras en Brasil y la imposibilidad del estado mejicano para contrarrestar el poderío del narcotráfico, cuya última gran hazaña fue el cruel asesinato de 43 estudiantes.

A mayor abundamiento, concordemos con lo declarado por el prestigioso historiador Francis Fukiyama, quien, entrevistado hace un par de semanas por CNN, afirmaba que la reciente historia política del país no revestía de la gravedad que estiman muchos chilenos y que, en todo caso, guarda buena distancia con la otros países. Esta documentada opinión no es, sin embargo, una novedad para quienes están al tanto que Chile ocupa el lugar 21 entre los 175 países, incluidos los de la OCDE, en una clasificación elaborada por Transparency International.

Todo militante honesto debiera preguntarse cuál es el REAL motivo que lo lleva a sustraer su participación en el destino de su país: ¿estoy convencido de que estoy frente a una catástrofe irreversible que justifique mi deserción?. Reflexión similar debiera tener el simple elector en el momento de las elecciones.

Diego y Exequiel. Dos vidas que si nos importan

El jueves 14 de mayo del 2015 quedó grabado en la historia triste del movimiento social chileno y en particular en la de los estudiantes que desde finales del siglo pasado vienen manifestándose contra el modelo mercantil de la educación. Día negro que se empata con otros tantos donde la intolerancia, la demencia delictual y la coerción social, que avala la sobrevalorización de lo privado por sobre lo público, han sido el justificativo perfecto para poner la muerte como opción y el asesinato como la posibilidad real y efectiva de ser el resultado en una discusión. Y así han pasado los años, 42 dos desde el Golpe y 26 desde el fin nominal de la dictadura cívico-militar que encabezó Augusto Pinochet. Contexto terrible para una acción injustificada. Pero que nos muestra que del pasado reciente poco y nada hemos aprendido.

Anoche, mientras cientos de personas nos agolpábamos en los alrededores del lugar donde la muerte comenzó a hacer lo suyo, un grupo de personas, amigos y compañeros de militancia comunista comenzaban a entonar en honor de Diego Guzmán “La Internacional”, mientras las banderas rojas se movían al ritmo del canto y el viento como en tantas otras lamentables ocasiones. A continuación harían lo propio los jóvenes amigos de Exequiel Borbarán, pero su canto sería distinto y expresaría con claridad el sentimiento que invadía la plaza, la impotencia. La frase que comenzó como un murmullo adquirió la claridad rítmica al momento que cobraba fuerza y vigor, solo contenía tres palabras “Puta la weá”. El cantar se sintió como un reclamo, como una pregunta sin respuesta, pero también y tristemente como un resultado sin vuelta atrás. La muerte no tiene mediaciones, no es relativa y tampoco está justificada. Lástima que un número importante de personas no lo entiende. Ya sean los propios dirigentes estudiantiles, que sin apersonarse en la ciudad puerto para hacer muestra de su sensibilidad y responsabilidad dirigente en la convocatoria y reclamo que situó a los jóvenes estudiantes ahí, como igualmente la comunidad educativa nacional, que al día siguiente hizo clases normales como si nada hubiera ocurrido, son quienes tienen la primera responsabilidad en la acción, pues pareciera que en su concepción de la vida las muertes de dos estudiantes no fueran suficiente para un tiempo de reflexión y recogimiento. Esto, a mi entender, es lo más complicado porque sigue operando la lógica del interés privado por sobre la vida humana. Era mejor producir o mejor dicho, hacer clases, que detener la máquina para pensar, dialogar y sentir el valor que posee la vida ante todo. Fue un proceder mezquino, pero sobre todo insensible.

Me pregunto qué sujetos formamos en las universidades, cuál es la condición humana que valoramos, dónde dejamos el humanismo que caracterizó y debe seguir caracterizando a la educación. Cuándo nos pondremos a nosotros mismos como valiosos, pues podría haber sido cualquiera que se encontrara tan solo cerca del lugar. Frente a un biblioteca pública, en una plaza donde juegan los niños, en una calle ocupada por el reclamo pacífico. O acaso fueron muy pocas las víctimas o es porqué no se comparte la movilización social, que aquello que ahí sucede no repercute en las demás comunidades educativas. El Gobierno también fue indolente, pues si defiende el ideal democrático, cuya expresión diaria es el derecho a disentir y manifestarse, debería haber declarado duelo nacional y haber tomado por iniciativa propia la cancelación de todas las actividades educativas.

Hoy estamos viviendo un momento complejo como país, donde cada día se cierran las posiciones impidiendo el legítimo diálogo, más allá de las diferencias, propias y necesarias en las democracias. Unos aprovechan la provocación para ocultar sus delitos tributarios y ensalzar solapadamente los ideales con que defienden su propiedad privada, a fin de cuentas son dueños de más espacios que el propio Estado y sino ya hemos sido testigos de cómo actúan para poner las cosas a su favor.

La crisis institucional se agrava porque es justamente la perdida de toda sensibilidad a las dolencias humanas, expresada en una idea del poder como una posición inclemente y despótica, la que provoca el rechazo de ministros y parlamentarios, en donde seguimos siendo testigos mudos de conflictos sin resolver como el de los ex prisioneros políticos que hoy están en huelga de hambre o el hecho de aprobar una ley que ayuda a las personas con enfermedades crónicas a cubrir sus gastos médicos, Ley Ricarte Soto, para que sea efectiva a partir del 2020. Despropósitos que nos hablan de un carácter inhumano, fuera de toda lógica con que se piensa Chile y los chilenos. Lógica que opera igual en situaciones de catástrofe natural, aunque se vean pequeños grados de celeridad.

Chile hoy está de luto por dos jóvenes, pero también está en deuda con los chilenos y los pueblos originarios, espero que esta deuda no se posponga con una comisión ni una reforma, espero que esta deuda comencemos a saldarla con la exigencia social. Las voces estudiantiles de Diego y Exequiel seguir sonando en la sociedad con más fuerza, porque valoramos la vida por sobre todo, para que su muerte no sea en vano y simplemente un dato más que se suma a las millares de muertes que tiene la historia del movimiento social chileno.

Qué significado podría tener una Nueva Constitución redactada por una Asamblea Constituyente? Un repaso por nuestra historia...

Curacaví no debe ser ajeno a este debate que se está realizando frente a una nueva constitución. Desde la constitución de la comuna como una de tipo predominantemente rural y agrario, no ha sido ajena a las luchas políticas y sociales que se han dado en todo tipo de ámbitos. Aunque, después de los años cincuenta, cuando la población de Curacaví- que era marcadamente rural- accedió a votar por el candidato que no le imponía el hacendado o patrón de fundo y pudo votar tranquilamente por candidatos que eran de su tendencia política, llevando a cabo procesos como los de la Reforma Agraria, que repartieron  efectivamente tierras entre los agricultores y acabaron con la servidumbre y el inquilinaje, no es indiferente.

 

¿Qué significado podría tener una Nueva Constitución redactada por una Asamblea Constituyente? Un repaso sobre un poco de nuestra historia, por un ciudadano curacavinano.

Cada vez que hago mi recorrido habitual desde la localidad de Cerrillos-en “Los Fundos” como dice la gente del pueblo-, después de llegar de mi trabajo, pienso como mucha gente cumple con sus obligaciones y con su rutina diaria: se levanta, desayuna, toma los buses hacia sus trabajos –no viaja, parece que es un objeto de carga-, cumple sus labores y aborda nuevamente estos buses, llega de su trabajo y descansa. Parece que ese día para muchos “pasa” y acontece la normalidad de un día cualquiera, cuando el trasfondo de este están las presiones del trabajo, una vida sumida en deudas de todo tipo, un mal viaje, unos hijos que aspiran a ingresar a estudiar en la educación superior (con deudas) o algunos que estudian para adquirir las más elementales competencias para integrarse a esta sociedad o a asumir que convive mal con su vecino, que sus calles están con hoyos (eventos como diría algún siútico tecnócrata), o algún pícaro personaje de la televisión emite boletas para su último “raspado de la olla”, etc. Esos días pasan para usted, como cualquier otro. Si en esos días que pasan como si nada, alguien le dice “Chile necesita una Nueva Constitución y llevada a cabo por la ciudadanía”, usted dice: -están hablando de política, ya vienen con mentiras, ya están estos politiqueros- y así llega a la conclusión que es mejor llevar la vida que anteriormente describí y no llegue a pensar que lo público puede cambiar su vida. Es mejor que pase otro día y sea como una hoja que lo lleve como el viento del vendaval del sistema capitalista actual. Sin embargo, esa opinión que puede reflejar un desencanto legítimo, frente a las actitudes poco honestas y decentes que quienes nos gobiernan, no justifican que se aleje de la política, porque la política no necesariamente la construyen los políticos de profesión, sino que la construye-aunque no se dé cuenta- usted o la de-construyen en contra de usted, por su desazón y su crítica.

Quizás, hoy en día estamos ante una encrucijada en la que la Presidenta de un país al Sur del mundo, en medio de la tormenta de los escándalos de corrupción de una clase política que está desprestigiada, sería muy legítimo reformar un sistema político que no cuenta con la aprobación y el rechazo de la ciudadanía. Es probable que el pacto social que se construyó desde el Plebiscito de 1989 y ese revestimiento y estucado, creados post-plebiscito, de una Constitución Ilegítima creada en una Dictadura sea el momento de no sólo ya reformarla, sino que lisa y llanamente cambiarla. Hoy en día, con las demandas ciudadanas que exigen una mayor educación, el aseguramiento de derechos sociales como mejores derechos a los trabajadores, una mejora en la calidad de la salud, se debe realizar no sólo una reforma sino que una nueva Constitución. A propósito, si ve como un mero acontecimiento de los “políticos” el anuncio y la convocatoria de una nueva propuesta de una nueva constitución, sepa que están desinformándolo sobre este asunto, porque este anuncio no sólo marcaría su vida diaria, sino que marcaría el rumbo de su familia, sus amigos y la sociedad chilena entera, al disponer derechos y deberes. Podrían decir algunos que ya existen con propiedad actualmente. Sí, pero estos no han sido consultados a usted, he incluso estos derechos y deberes han sido impuestos por una élite e incluso han nacido de la ilegitimidad. Acá algunos ejemplos de lo que digo.

 

Un poco de historia constitucional o cómo el pueblo lo han alejado del proceso constituyente.

El historiador Gabriel Salazar dice en gran parte de sus libros, que el pueblo en la historia del Chile Republicano no ha sido partícipe en la redacción de una Constitución, ni ha ejercido el proceso de soberanía al redactar su carta fundamental que ordene su sociedad y que dé forma al Estado. En otras palabras, han sido las élites (oligarquía) las que han participado en la redacción de las constituciones en Chile.

En ejemplos concretos, la anterior afirmación puede explicarse con la forma en que se han redactado las tres constituciones que han tenido más vigencia en la historia de Chile, como son la Constitución de 1833, de 1925 y de 1980. La Constitución de 1833, fue redactada después de ocurrir una guerra civil, en la cual una constitución liberal (1828), en la que daba más espacio para la participación ciudadana, no fue aceptada por una élite mercantil y monoproductora que se sublevó saliendo victoriosa; frente a un grupo social más liberal (pipiolos versus conservadores) en la famosa batalla de Lircay. El ideólogo de esta constitución, fue un hombre que ajustició arbitrariamente, que desterró y reprimió expresiones de tipo popular de organización. Ese hombre es el conocido ministro Diego Portales, quien decía que con un “palo y bizcochuelo se mantiene firme a un pueblo”. Para contar parte de sus innumerables artículos, daba esta constitución un enorme poder al Ejecutivo, no dejaba participar en la elección de candidatos a personas pobres y excluía a mujeres y analfabetos, siendo el voto censitario y restringido. Por último, se permitía a un solo tipo de credo profesar su religión, siendo incluso la religión oficial del Estado la Católica, Apostólica y Romana.

Una constitución y un orden fundado en los deseos no podía continuar así, por lo que fue reformada y adecuada a las circunstancias del resto del siglo XIX, tratando de dar una nueva forma a este documento, reduciendo los años de elección del Presidente, dando opción de voto a personas que no contaran con fortuna o bienes, y dando algo más de libertades (aunque en ámbitos privados) a otros credos. Sin embargo, ese poder estaba en una élite, que no desarrollaba un país, que pensaba que sólo se podía construir una sociedad en la explotación de recursos primarios, que no podía reinvertir estos recursos en mejoras sociales, cuando estas se agudizaron. Al finalizar y expresarse las desigualdades y la llamada “Cuestión Social”, un orden de este tipo ya no podía ser legítimo y entrando en el Primer Centenario de esta República, este orden de la oligarquía no fue ni podía sostenerse. Faltaba enterrarlo, desahuciarlo y esperar crear y dejar nacer uno nuevo. Ese partero debía ser el pueblo- o más bien la ciudadanía- que haría emerger un nuevo contrato social. Al parecer, surgirían expresiones de ese descontento de una sociedad que no daba seguridad laboral, que hacía trabajar a los niños, que no daba descanso dominical, que pagaba con fichas, en vez de dinero en las salitreras y alcanzó una de las tasas más altas de mortalidad infantil en el mundo. Ese Chile, al llegar 1920, parecía perecer. Aunque surgieron líderes que expresaban ese malestar, aún el Contrato Social no lo acordaba el pueblo. Dentro de esos líderes, estaba un tipógrafo que hablaba de ricos y pobres, que pensaba que los chilenos debían organizarse desde abajo, que pensaba en la igualdad. Su nombre era Luis Emilio Recabarren. Por la otra vereda, estaba un hombre que pensaba que barriendo con la política tradicional y apelando a su imagen populista y caudillista podría canalizar parte de las demandas sociales de los emergentes grupos medios y de los grupos populares, con un apodo después de derrotar en Tarapacá a un representante de la oligarquía y quitar uno de sus feudos. Era llamado Arturo Alessandri Palma, el llamado “león de Tarapacá”.

Ya en 1925, con un gobierno capturado por un Congreso oligarquizado y reacio a un atisbo de reforma y de seguir manteniendo a un régimen desahuciado y moribundo, no parecían hacer concesiones a las clases populares ni estaba en sus intenciones cambiar ese orden ilegítimo y corrupto. Lo anterior se evidenciaba en la impotencia de un León de Tarapacá algo enjaulado, una parte de la oficialidad intervino y asustó a esa oligarquía que se mostraba ahora displicente a aprobar lo que antes no escucharon ni acallaron. A esas alturas, aparecieron generales como Carlos Ibáñez del Campo, Marmaduque Grove, que exigían un nuevo sistema. Alessandri, ante la influencia de los militares, escapó y renunció, aunque sabía también que ese orden social y político y ese Estado ya no era posible. Ese 1925 se planteó como responder a esas demandas sociales: o construir una nueva Constitución por el pueblo o hacer algo parecido, pero redactándola por una élite. Sin embargo, aunque hay grupos que favorecían una Asamblea Constituyente, ya en su exilio Arturo Alessandri y José Maza, ya estaban redactando un documento que proponía una nueva Constitución.

El resto de los hechos mostraron que ya no se construyó una Asamblea Constituyente, al darle el portazo el León a ese proyecto. Se expuso ya el texto que redactó en su exilio Alessandri y que redactó también Maza, se plebiscitó y esta Constitución tuvo cosas del anterior orden, pero elementos de las nuevas exigencias: derecho a la Educación, a la salud, separación de la Iglesia del Estado, etc. Aunque representaba mucho de esos sentires, aún no era del todo legítimo. Era un Estado que respondía a las nuevas demandas, pero esos que demandaban no lo redactaron.

Desde fines de la década de los años 20 y los turbulentos y críticos 30, el Estado que surgió en la Constitución de 1925 enfrentaba los vaivenes de un nuevo siglo XX, que se enfrentaba en Chile a grandes necesidades y acusados problemas: como poder lograr un nuevo modelo de desarrollo económico, que no nos hiciera tan dependientes de las manufacturas extranjeras, como poder integrar en la vida política y realizar mejoras sociales a nuevos grupos. Existía la necesidad de generar un nuevo Estado Desarrollista. Con la tormenta producida por la crisis económica de 1929 y la llegada de un frente de partidos de Centro-Izquierda, se propuso la idea de crear un plan económico que desarrollara Chile, al promover una industrialización hacia dentro, para satisfacer las necesidades de consumo del nuevo Chile. Para ese fin, desde los gobiernos de Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Gabriel González Videla (Gobiernos Radicales), se promovió un desarrollo que diera empleo a los sectores obreros y se expandió el Estado no sólo repartiendo más burocracia y control sobre la sociedad y la política; sino que convirtiéndose en empresario de esta. Se crearon la primeras siderúrgicas, se expandió el sistema educativo, se dieron pasos para combatir la desnutrición y la mortalidad infantil, creándose organismos como la CORFO. En este periodo se dieron pasos para dar más derechos a las clases obreras. Sin embargo, quedaban algunos y grandes temas postergados: qué hacer con los recursos naturales no renovables (cobre, salitre, hierro, carbón) y qué hacer con el campo. Ambas cuestiones no las resolvieron estos gobiernos. Estos problemas vendrían a resolverlos otros movimientos sociales, que darían respuesta a sectores postergados como el campo y su estructura tradicional y hacendal, junto a los sectores que migraban internamente y se reunían en la periferia de las ciudades como pobladores.

La llegada de la década de los 50 y sobre todo los 60, plantearon desafíos y mostraban el desgaste de una constitución, redactada en 1925, con un carácter semi-legítimo (otros más radicales dirían que ilegítimo) que no respondía a los nuevos desafíos que se planteaban en Chile. El modelo desarrollista y el Estado Benefactor en lo social e intervencionista en lo económico, mostraba signos de desgaste. Existían problemas como la postergación del campo chileno, al ser este espacio excluido de la productividad y el dinamismo de la economía, no dando abasto a las necesidades nacionales para la alimentación, junto con la exclusión de la economía a grupos sociales del campo chileno, que estaban obligados a emigrar, pero afincándose en la periferia de las ciudades o más bien, en la periferia de la ciudad de Santiago. Más profundamente, el campo chileno tenía un sistema productivo y un ordenamiento social que no sólo generaba servilismo en segmentos del campesinado, sino que era un lastre económico que no producía suficientes alimentos. Incluso, no entraban dentro de la legislación del Código del Trabajo, al no poder sindicalizarse. Una institución social como la Hacienda y sus explotados inquilinos y campesinos, no veían los cambios ni los vientos de la modernidad. Incluso su voto político era controlado.

Otro problema, que tenía que ver con la dependencia, era el no control ni propiedad de los recursos no renovables. Aunque en ese entonces se cobraban a las empresas extranjeras grandes sumas de dineros en impuestos, estos recursos eran insuficientes para diversos programas de inversión social. Cada vez existían más voces para nacionalizar los recursos naturales.

Los cambios en lo político siguieron: se permitió contar con cédula única, para evitar el voto cautivo en el agro y al integrar a más sectores sociales en el voto; aparecieron alternativas que buscaban reformar el sistema; o siguiendo dictámenes con una dura crítica o hasta reemplazarlo por uno nuevo. Estaba la pugna del Reformismo o la Revolución.

En los sesenta, se presentaron tres candidatos que pretendían solucionar los problemas de un sistema que ya parecía más ilegítimo que legítimo: uno representaba a la Derecha (Jorge Alessandri), otro al centro político (Eduardo Frei Montalva) y la izquierda (Salvador Allende). En esta época, estaba en cuestión no sólo las posibilidades que podía ofrecer ya una casi caduca Constitución de 1925, sino como dar cobertura política a nuevos sectores sociales como los campesinos y los pobladores y como reformar un sistema social y económico, que permitiera dar abasto a estos sectores y como avanzar al desarrollo económico que sacara de la postración a los sectores populares. Dentro de estas alternativas más profundas e incluso radicales, surgió la propuesta de la Democracia Cristiana, que efectivamente promulgó una ley de Reforma Agraria e integró en los derechos laborales a los campesinos. También avanzó en la obtención y la nacionalización de recursos naturales con la Chilenización del Cobre, pero esta era una nacionalización de los recursos naturales “a medias”, tan sólo a la mitad. Con una ciudadanía dividida y con las condiciones de los llamados tres tercios chilenos, el sistema tan estable y ejemplar, pudo llevar a las urnas a un candidato de la izquierda, que ya no hablaba de mero reformismo sino de una revolución: Salvador Allende.

Al ascender Salvador Allende, aunque pensaba que se debía llevar a cabo una Revolución, este candidato lo dijo claramente: “tenía que ser a la chilena”. En otras palabras, debían efectuarse cambios profundos en la sociedad chilena, pero dentro del marco de la presente Constitución y en el marco de la legalidad; en vez de una revolución violenta, que por las armas instaurara mejoras sociales y un nuevo sistema. Y respecto a esos cambios, de esa forma se efectuaron: se nacionalizó el cobre y todos los recursos naturales no renovables, se prosiguió con la Reforma Agraria, se llevaron a cabo expropiaciones a los grandes capitales, se nacionalizaron gran parte de los bancos. Todos estos cambios de índole socialista y distinguiéndose de cambios reformistas, se llevaron a cabo, pero esos tres primeros años de la década de los setenta, demostraron que con un orden ya ilegítimo y con una constitución y un Estado que no daba el ancho, no resolvieron la crisis ni resolvieron las demandas sociales de grupos populares; y si existían esas intenciones por cambiar esa situación, las fuerzas reaccionarias y conservadoras no daban su brazo a torcer por perder sus privilegios. De esa forma, esa oligarquía no dudó en usar hasta la fuerza para reprimir y así ocurrió, instaurando un orden autoritario.

Los años de la Dictadura de Pinochet, vieron cómo se puede imponer ese orden por las armas y como se puede instaurar un tipo de sociedad, muy parecidas a la fórmula de Diego Portales con su “palo y bizcochuelo”: se reprimió a todos los opositores de izquierda, se les atropelló y se les hizo desaparecer y muchas personas que pensaban distinto (de izquierda) se les mandó al exilio. De esa forma, lo que antes pensaban que discutiendo se podría llegar a cambios en el interior del Estado, estos cambios se impusieron por la fuerza: se privatizaron las empresas que eran de índole pública como la Soquimich (SQM), la empresa ENTEL, la estatal hidroeléctrica ENDESA, se impuso sin consultarle a nadie un sistema de pensiones mercantilizado (AFP’s), se destruyó el sistema educativo de enseñanza entregándolo al mercado, la salud se entregó a la participación del mercado con la creación de las clínicas y los seguros privados de salud (Isapres) y se expandió incluso el mercado en la formación universitaria. Para consolidar ese nuevo orden, llegaría el acto de ilegitimidad que consagrarían esos cambios impuestos a punta de macana y metalla: la Constitución de 1980, que no fue consultada al pueblo para su redacción, ni mucho menos fue legitimada por ella en la redacción de esta, Incluso cuando se plebiscitó, han surgido investigaciones recientes que mostraron el fraude en la aprobación de ella. Ahora lo usual no era que le concedieran derechos; si los querían dependía de lo que le otorgue su libertad de compra, en vez de lo que le asegurare el Estado.

Como se ha visto en la historia de Chile, todo lo ilegítimo para ser semi-legítimo o parecer más legítimo no debe estar sustentado en el terror y la violencia, se debe consolidar ante la ciudadanía. Y en ese caso, como una Dictadura no puede imponer su modelo y su visión de sociedad ni una oligarquía no puede sustentarla, se debe recurrir a la posterior legitimización. Eso pareció ser el Plebiscito de 1988, que llamaba a restaurar la democracia y las libertades perdidas y postergadas durante mucho, pero lo principal era que se legitimaran. Eso quiso hacer Augusto Pinochet al convocarlo, pero esa forma astuta y gatoparda de conservar un orden ilegítimo, dieron el triunfo a la ciudadanía que opinó lo contrario.

Al retornar la democracia, al elegir al Presidente Patricio Aylwin y al llegar la coalición que se unió para derribar la dictadura no por la violencia, sino que por el sufragio, se enfrentaba al desafío de realizar reformas o a preservar lo ilegítimo. Al llegar los noventa y al caer los modelos donde se trataba de imitar o poner en práctica el socialismo, la Concertación de Partidos por la Democracia, recurrió al pragmatismo y a conservar un modelo económico que fue impuesto. La frase del primer Presidente post dictadura lo refleja y sintetiza “gobernar en la medida de lo posible”. De esta forma, a pesar que hubo un gobierno democrático y se enmendó la Constitución de 1980, el acuerdo de todos los sectores políticos formales era preservar el modelo económico e incluso profundizarlo, porque a pesar de todos los males de la Dictadura era en sí productivo, el único posible-después de la caída del comunismo-, el más eficiente y el que trajo mayor crecimiento económico. De esta forma se privatizó lo último que se tenía que privatizar: los teléfonos se entregaron a los españoles, se siguió desnacionalizando el cobre, el agua ya dejó de ser un bien de uso público, por donde conduce con su automóvil tiene que cancelar una suma, porque estas carreteras y vías están concesionadas (privatizadas) y la educación pública (municipal) redujo su matrícula de una forma dramática, propiciando el aumento de la educación particular subvencionada y a pesar de ser mejor (como muchos promotores lo solían decir), no han mejorado los resultados de aquellos que aspiran a universidades tradicionales ni mucho menos han mejorado que al menos comprendan lo que leen o apliquen muchas cosas que se aprenden en la vida diaria.

 

El Chile Actual y el debate por la construcción de una Nueva Constitución y una nueva sociedad

Al repasar lo anteriormente mencionado, al parecer no ha existido un intento serio de parte de la ciudadanía por reformar un orden que les afecta, favorece o perjudica en su vida diaria. Algo que no resurge de la opinión deliberativa y del acuerdo conjunto de toda la sociedad, no puede ser aceptado por todos. Eso, al parecer demuestra nuestra actual Constitución.

Desde el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, al entrar en el nuevo milenio, existieron escándalos de la clase política, que ponían en duda su calidad y honestidad para ser los representantes del pueblo. Surgieron el caso Coimas, el famoso MOP-Gate, los sobresueldos, el caso EFE, etc, que muestran como ese grupo que se decía de Centro o de Centro Izquierda podría ser moralmente superior a la Derecha que apoyó la Dictadura Militar. Sin embargo, los mismos cuestionamientos fueron resueltos por acuerdos políticos y la vilipendiada constitución fue otra vez reformada, pero ya no con la firma del dictador, sino con la firma del Presidente.

Sin embargo, los cuestionamientos al sistema y los quiebres o al menos los rasguños de este se evidenciaban en muchos aspectos: crecía el descontento por la educación, se exigía mayor participación de la ciudadanía, existían quejas por la desaceleración de la economía, se reprimía a los mapuches en ese Sur lejano, se trataba de generar un mayor royalty en un congreso binominal y con cerrojos constitucionales y se ponía a funcionar un sistema de transporte, que pretendía ser mejor que el anterior. Esto mostraba sus primeras trizaduras y sus primeros desgastes, al llegar el último gobierno de la Concertación, de la Presidenta Michelle Bachelet. Si bien este gobierno prometía un gobierno más cercano a la ciudadanía, gracias al carisma de la Presidenta y mejoras en todos los ámbitos sociales, en el 2006 apareció el primer eco que daría un claro desafío al estado de las cosas y sería el estallido social que protagonizarían los estudiantes de Educación Media o secundaria en las calles, el famoso “Pingüinazo”. Otro de estos problemas, en los que mostraba que el sistema impuesto y posteriormente disfrazado de legítimo, mostraba candados que con un Congreso Binominal y con mayorías que daban veto a sectores conservadores, no se cambió el sistema educativo sino que se adorna como una nueva ley: la LOCE. En fin, ese orden de cosas y los mecanismos del sistema para seguir perpetuando lo impopular y lo ilegítimo, marcarían más episodios y una reacción en contra de esos políticos impopulares y desaprobados por la ciudadanía, dividiéndose esa misma coalición y entrando en crisis no solo su aprobación, sino como son electos. Como resultado, se terminó una serie de gobiernos, que pretendían realizar una transición y acabaron divididos en varios movimientos y partidos políticos, que no pudieron aspirar al Congreso, por la composición del sistema binominal imperante. Sólo podían asumir su condición de críticos del sistema y pactar; o ser eternamente díscolos. Así se vio con el PRO, el PRI y de alguna manera con el PC. Esta crisis llevó al poder a un Presidente que prometía barrer con el pituto, con la poca eficiencia y el nepotismo. Uno que prometía desarrollo en Chile, uno que atacaba la delincuencia sin ver el trasfondo social que la causaba. Volvió esa Derecha, que prometía eso de manos de un empresario, de un hombre exitoso que no podía fallar, como no falló al llegar al éxito empresarial. Llegó al poder, Sebastián Piñera.

Este gobierno, que prometía cambiar estos males, no dejó de ser muy distinto a lo antes realizado y dejó en claro que es mejor aspirar a ser emprendedor y confiar en poder ser desarrollado, pero esa eficiencia fue afectada por la misma coalición de Derecha, que a pesar de hacerse llamar eficiente, tecnocrática y austera, no llegó a serlo; sino que socavó la legitimidad de gran parte de las instituciones que existían para legitimarla y encontró al movimiento estudiantil como principal enemigo y que planteó que debía ser gratuita, estatal y laica. Además, se le unían unas regiones que demandaban más importancia y mayor atención de sus problemas, al verse postergadas no sólo en lo económico, sino que también en lo político, en un país tradicionalmente centralista. Un verdadero desafío al sistema no sólo político, sino que al económico y al social al negar la llamada libertad para elegir lo mejor que puede brindar el mercado; sino que es el Estado el que debe velar por los derechos de todos. Muchas de estas organizaciones y movimientos sociales hablaban de nueva Constitución, pero no redactada por una comisión de expertos ni por el Congreso, sino por representantes elegidos por ellos, que redactaran minuciosamente cada artículo. Surgía la idea-aunque tratada anteriormente-de una Asamblea Constituyente.

Ahora, en un nuevo gobierno que pretende cambiar parte de los pilares del modelo económico y social imperante y en consecuencia, realizar reformas estructurales que respondan a las nuevas demandas ciudadanas, se ha planteado la necesidad de una Nueva Constitución. La forma de llevarla a cabo a tenido diferentes aristas: se lleva a cabo de una comisión transversal en el Congreso, se realiza en una comisión de expertos, pero con consultas ciudadanas o se lleva a cabo una Asamblea Constituyente. La primera alternativa, parece poco legítima. En medida por los actuales casos de corrupción, en los que demuestra que no tiene la moral de ser parte del proceso constituyente ni redactar una nueva Constitución que denote el nuevo orden, porque el financiamiento recibido denota que actúan para un grupo social en específico. La comisión de expertos, repetiría lo comentado en otros procesos constituyentes, en los que se aleja a la ciudadanía de la toma de decisiones y de su opinión para dirimir sobre un nuevo orden, que afectará a todos. La opción de las asambleas ciudadanas, parece una solución a medias, porque limita a la mera consulta sobre los aspectos que deben tener los artículos que deben ser expresados en la nueva constitución, sin que se recojan los anhelos y lo que manifiestan los ciudadanos. Quizás, aunque no es la panacea, para salir de la crisis y de lograr un orden que garantice más legitimidad se debe recurrir a la Asamblea Constituyente.

¿Pero qué es una Asamblea Constituyente? Es un congreso, en el cual un grupo de representantes de todas las organizaciones sociales y políticas, de todos los grupos que conforman la sociedad, se reúnen para poder redactar una carta fundamental, discutiendo cada artículo de este y promoviendo cambios, que se someten a votación uno por uno. Por supuesto, y con la mala fama que le han dado algunos sectores de Derecha, de Centro y de Centro Izquierda, acá deliberarían todos los actores sociales; en vez de acuerdos cocinados por élites, que responden a intereses de grupos minoritarios y harían más ilegítimos los derechos que se redactarían.

Si ahora hay un cierto malestar por los últimos casos de corrupción, por la poca participación ciudadana, por la falta de integración de los pueblos originarios, por el aseguramiento de derechos fundamentales, por la administración de las regiones, por la composición de los distintos poderes del Estado, lo más sensato sería redactar un documento que asegurara un nuevo pacto social, pero contando no con el aval de los mejores, o de lo más “viable”, o de lo mejor para la inversión, etc. Lo más cuerdo, que cuente con el aval de toda la ciudadanía.

 

¿Qué significado podrían tener estas palabras en el Valle del Puangue?

De por sí, Curacaví no debe ser ajeno a este debate que se está realizando frente a una nueva constitución. Desde la constitución de la comuna como una de tipo predominantemente rural y agrario, no ha sido ajena a las luchas políticas y sociales que se han dado en todo tipo de ámbitos. Aunque, después de los años cincuenta, cuando la población de Curacaví- que era marcadamente rural- accedió a votar por el candidato que no le imponía el hacendado o patrón de fundo y pudo votar tranquilamente por candidatos que eran de su tendencia política, llevando a cabo procesos como los de la Reforma Agraria, que repartieron efectivamente tierras entre los agricultores y acabaron con la servidumbre y el inquilinaje, no es indiferente. Hoy en día, Curacaví es un pueblo que ha sido marcado por algunos aspectos que lo han llevado al retraso, por tener pocas fuentes de trabajo, por ser sólo una comuna con problemas en el transporte y por mostrar algunos resultados que deberían mejorar en Educación. El ordenamiento jurídico-social que expresaría una Nueva Constitución afectaría en el desarrollo y la promoción de políticas que no sólo favorecieran a la clase política, sino que a la ciudadanía en su conjunto

Si se trata de mejoras, por ejemplo, en la calidad de vida de los curacavinanos, en la mejora de la conectividad con Santiago, en el surgimiento de mejores alternativas para los que aspiran a educarse, en el aseguramiento de derechos reproductivos a la mujer y en cómo se administran y eligen a nuestros representantes en el Congreso, en los municipios y en el gobierno de turno, en las condiciones laborales de muchos temporeros o trabajadores agrícolas y en la mejora de políticas sociales, como el acceso a la vivienda, deberíamos tener estos en cuenta.

No quiero decir que sea esto la panacea, pero la abulia y la apatía que caracterizan a muchos curacavinanos en estos momentos, mostrarían una nefasta indiferencia frente a estos temas, que serán parte de nuestro futuro, sería un deber no mostrar indiferencia o apatía como curacavinanos frente al proceso constituyente que está germinando. Si llegara a ocurrir la posibilidad de la Asamblea Constituyente, sería bueno elegir a nuestros representantes y elaborar foros o cabildos ciudadanos que mostraran nuestros problemas como comuna.

Un ejemplo concreto de lo que hablo, es el estado de los derechos de agua de la comuna. Hace un tiempo, un grupo de ciudadanos se presentó ante un canal nacional, denunciando el deterioro del medio ambiente y la sequía de uno de los esteros que forman nuestra identidad comunal, que es el Puangue. Este caudal, que era abundante en anteriores tiempos, ahora ha sido mermado y el estero está en la más lapidaria sequía. Y no es sólo por el calentamiento global, como lo han dicho algunos, sino porque el agua que se extrae desde el comienzo del estero, ha sido consumido por pozos y por consumo particular, de una forma similar a lo que ocurre en Petorca en la Quinta Región. Usted preguntará, ¿qué tiene que ver con una Nueva Constitución? Pues, los derechos del agua eran bienes de uso público antes de la Constitución del 80. Con la puesta en marcha de la Constitución de 1980 y el nuevo Código de Aguas, que surgió producto de este nuevo ordenamiento institucional, con el argumento neoliberal de “dejémosle todo al mercado y no al Estado”, no sólo se llevaron al mercado bursátil estos derechos, sino que se repartieron al mejor postor no sólo el agua para el consumo, sino los metros cúbicos a usar en el futuro. La sequía del Puangue y la posterior falta de agua de regadío para algunos sectores, ha impedido que pequeños agricultores cultiven en estos sectores, porque los derechos del agua no los pueden obtener, por el agotamiento del agua que poseen.

 

A modo de epílogo

A lo largo de nuestra historia, hemos visto que en muchas luchas de tipo social se ha tratado de expresar la voz de la ciudadanía para que se plasme en la Constitución. De mayor o menor medida, estas leyes fundamentales han tenido mayor o menor legitimidad dentro de la historia del Chile Republicano. Sin embargo, es hora que la ciudadanía no sólo exprese su opinión sobre el Estado que pretende construir, sino que pueda participar de una forma más deliberativa dentro de él. Es hora, que se traten estos temas que van a definir nuestro futuro como sociedad, frente a un siglo XXI que recién comienza y prevé no sólo deficiencias en los temas sociales, sino que los medioambientales y económicos. Por ejemplo, sería bueno discutir el rol que tiene el Estado en el control de los recursos naturales y en como el común puede recibir parte de esas rentas. O como se puede incorporar el plebiscito como mecanismo no sólo consultivo, sino que deliberativo en diferentes tipos de temas. Existen muchos problemas que van a surgir y son de una índole muy distinta a los expresados en el siglo XX y XIX, pero lo real que la constante igualdad va determinada no sólo por la poca participación, sino por la no deliberación de la ciudadanía y la legitimidad que entrega para realizar un pacto social.

Si se quiere tener una sociedad más duradera y sólida, que lleve al real desarrollo con un mejor sistema económico, que demuestre un avance en la tecnología, en la equitativa repartición de los ingresos, en el manejo del medio ambiente, en mejoras de mejores derechos sociales, debería tenerse en cuenta este punto de vista.

La historia ha demostrado, que cuando las sociedades se disuelven por élites los pactos de mutuo acuerdo social, no mostrando ni escuchando lo que la ciudadanía pueda expresar sobre ellos ni atendiendo sus necesidades, caen con el tiempo en la crisis y terminando en Estados Fallidos. Es decir, en sociedades, en las cuales, a pesar de lograr un ordenamiento social, que al principio tienen una legitimidad, a la larga entran en conflictos sociales que muestran que la paz social no se puede conseguir por la opinión de una aristocracia; sino que debe construirse en conjunto. Hoy, aún de la mentada modernización y la vía para llegar al desarrollo-como muchos políticos lo han mencionado-no se va a lograr siendo libre mercadistas, ni desarrollando los sectores primarios, si al menos no se investiga ni se desarrolla ni se invierte en ellos, por ejemplo en investigación agrícola o minera, para mejorar la producción. Eso, claramente, lo conseguiría una mejor educación y pensar en un modelo productor que invirtiera en al menos promocionar la economía del conocimiento, que le daría valor agregado a las materias primas. Por ejemplo, si se invierte en energías renovables o en ingeniería genética, no está dispuesto a invertir un empresario en estas áreas, pero lo podría hacer el Estado. El inconveniente, es que el Estado no puede crear empresas públicas ni intervenir en la economía. Sólo puede vigilar, controlar o ser un mero espectador. Y adivine quien lo prohíbe: la actual Constitución del 80.

Como lo ha comentado el abogado constitucionalista Fernando Atria, “o solucionamos este entuerto ahora, o entramos en una crisis”, porque lo peor es volver un país inviable, apartando las voces de quienes pueden construir una mejor sociedad.

El marco regulatorio

Sobre la columna de Francisco Carrasco, "el comentario de 2 vecinas", me referiré someramente a aspectos contractuales dentro del Código del Trabajo, que es un marco regulatorio, entre choferes y empresariosA.

lgunas breves consideraciones sobre el marco jurídico-laboral de choferes de transporte de pasajeros, en base al código del trabajo actual y a modo general, ya que se desconocen absolutamente las cláusulas pactadas entre “choferes” de las tres empresas existentes en Curacavi y sus respectivos empleadores.

El marco general que afecta a choferes y auxiliares de transporte de pasajeros está regido en lo referente a su forma de contratación y remuneraciones, según lo dispuesto en las normas del Código del Trabajo.

 

Jornada Laboral

  1. - Los trabajadores que realicen labores de choferes y auxiliares de locomoción colectiva interurbana, de servicios interurbanos de transporte de pasajeros, tienen jornadas ordinarias de trabajo mensual dispuesto en el artículo 25º del Código del Trabajo de 180 horas (esto desde el 1° de enero de 2005, Ley 20.271, antes eran 192 hrs). Sobre Art. 25° del Código del Trabajo:
  2. - Por favor remitirse al Dictamen Ordinario Nº 1268/071, de 1994, de la Dirección del Trabajo. Remuneración:
  3. - La remuneración está definida por el Código del Trabajo, en su artículo 41°, como “las contraprestaciones en dinero y las adicionales en especie avaluables en dinero que debe percibir el trabajador del empleador por causa del contrato de trabajo” Más allá de las definiciones, la remuneración de los choferes está constituida en 2 dos pilares según estudios del MTT que sería el “sueldo base y las comisiones por producción”, constituyendo una remuneración neta promedio de $500.000 aprox. Que se entiende por Interurbano.
  4. - Al efecto, de acuerdo a lo resuelto por la Dirección del Trabajo en dictamen 1.268-71, de 07.03.94, debe entenderse por tales todos aquellos servicios destinados a transportar pasajeros entre una o más ciudades o localidades que estén ubicadas en ciudades o áreas urbanas diferentes, los que pueden ser prestados con buses, minibuses, taxis colectivos o taxis básicos.

 

Observaciones Finales:

En primer lugar, cabe señalar que estamos en un problema de una empresa privada que a raíz de un vídeo de pasajeros transportados en un maletero estalló la necesidad de más fiscalización por parte de las autoridades correspondientes, comprendiendo que los escasos fiscalizadores no trabajan a las 12 de la noche hora en que se produce esta situación. La mala praxis que vimos en ese vídeo, expone a la empresa a multas importantes, pero la pregunta que surge inmediatamente es ¿Cuánto están dispuesto a tolerar los pasajeros con tal de llegar a sus hogares, teniendo un pasaje de alto valor, malas condiciones de viaje y más aun para ser transportados como animales?

En segundo lugar, considerando la carta de la cónyuge de un chofer, creo prudente una fiscalización de las condiciones de trabajo de los choferes, contrato, horas y remuneraciones. La investigación de las prácticas antisindicales que se denuncian deben ser coordinadas con la Inspección del Trabajo y la Gobernación de Melipilla. Así veremos qué tan efectivo es eso que estén trabajando los choferes sin sueldo base y se puede solucionar.

Por último, y a modo de propuesta es necesario considerar que deben trabajar una mesa con los empresarios del transporte, representantes de los trabajadores y autoridades. Esta situación de pocos buses puede llevar a buses piratas a transportar pasajeros, lo que resultaría aun peor, ya que estos piratas no cuentan ni con los seguros correspondientes para operar. A modo de solución “parche” (esto es, por un tiempo muy limitado mientras se implementan soluciones gruesas) un recorrido más a eso de las 23:30 horas, con chofer Part Time solo para esos efectos puede aportar algo de calma y seguridad a los pasajeros de Curacaví.

ENTREVISTA A CAMILO MUÑOZ: Dirigente y fundador Memorial de Derechos Humanos de Curacaví.

1.- ¿Qué rol tenía la ex Comisaría antes del Golpe Militar en la comuna (Curacaví)?

Era la comisaría, era la que mandaba toda la comuna y de ahí para el 73, el día 11 caímos cinco. Los primeros que caímos ahí. El mismo día once, a las cinco de la tarde, me sacaron de aquí a mi y cinco compañeros de la población. Fuimos los primeros que conocimos la Tenencia. La conocíamos mucho tiempo. Yo fui el que estuve más tiempo; los demás estaban una semana, diez días, quince días…yo estuve un mes ahí. Todo lo que pasó, desde septiembre a octubre. Fue dura la cosa.

Y esa foto que hay ahí, esa foto la sacó el finado Cabrera. Ese era el reportero nacional. Y ese era como nacional. Antes no existían rejas de fierro, había una tapia. Y (estábamos) sacándonos fotos, nosotros, encerrados adentro, sacándonos fotos encima. Decían: -déjenos, hombres. No estén leseando aquí. Como era nacional, no nos hacían nada, y más encima, andaba curado

Nos corrían los Carabineros y nos llevaban para adentro y, al entrar a la oficina adentro, saca el revólver, se le sale una bala y se nos escapa el Teniente. Fue tan malo, cómo decíamos nosotros. Entonces, nos pescaban y nos tomaban a palos a nosotros y nos ponían adentro. Nos arremangaban los pantalones con los brazos estirados, con los pacos detrás, con una macana en la espalda mirándonos a todo sol, a nosotros sin camisa.

2.- ¿Qué función cumplía la ex Comisaría en la violaciones a los DD.HH?

Haber…Lo que hicieron, es que, caímos todos los compañeros que éramos Allendistas. Éramos cientos de compañeros, estaba lleno adentro, ahí. Habían pacos en la noche, en el día, evitando que nosotros pudiéramos escapar, todos apilados sin zapatos. Había una rumba de cinturones y de zapatos, ahí en el calabozo. Se arrancaba, era morir. Entonces, estuvimos ahí como un mes. Un mes estuve ahí, estuve más que todos. Además, los que estábamos vivos nos llevaban. Los compañeros del Partido Comunista Pedro Morales- ¿lo conoce usted?- Fidel Oñate, y el chico Valenzuela. A los demás, los tiraron al Estadio Nacional, a otros a la isla Quiriquina. Me llevaron a mi a la Fiscalía Militar.-Cagué-, dije. El que entraba no salía más y me llevaron a mi. Me llevaron a declarar que es lo que habían hecho, si era mirista o lo que es lo que era. Por decirle, a uno lo trataban de terrorista, no nos decían compañeros, nos decían terroristas. Entonces vino y nos entrevistó un teniente con puros milicos ahí arriba en la Fiscalía Militar a firmar un papel. Luego dijeron, -léelo-. Lo leí el papel. –Y ándate ahora-. Allá abajo, estaba en el noveno piso arriba y me bajo abajo. Y me bajo del noveno piso abajo, en algún aparato que está abajo. Vengo de Alameda hasta abajo en donde salían los buses. Estuve más de una hora vitrineando y mirando para atrás. Y llegó ahí, al restaurant, donde nos juntamos los panificadores. Fui 44 años dirigente de los panificadores y una garzona que ahí estaba le pedí un sanguche. Salgo para afuera y me subo al bus. Vi atrás si había un hueón desconocido. No venía nadie. Si salgo de Las Rejas para allá. Cuando salí para allá, seguí porque ya estaba el toque de queda acá. Las micros llegaban y hacían la vuelta y se iban. Y pasó a la panadería. Por todo pasé yo. El único que pasó todo eso fui yo. Los otros estaban aquí no más. Fuimos los cuatro: Oñate, Pedro Morales y el profe. Estuvo tres años en la isla Quiriquina.

3.- ¿Qué imagen mostraba a la comunidad la Comisaría al pueblo?

Ellos se mostraban…eran nazis, ellos eran nazis. Ellos aquí dictaron la ley, eran como nazis, aquí.

O sea, si lo desobedecían, venía la represión.

Le pegaban altiro. Si usted le decía que no le sacaban el culetazo, lo mataban o se salvaba.

O sea, era un lugar que proyectaba temor, miedo.

Era temor, era tener a toda la gente atemorizada a todos los que estaban con Pinochet, todos pinochetistas, nada de allendistas. Era un lugar que proyectaba la imagen de la dictadura

Así era, era el poder de la Dictadura que no podía hacer nada usted. Y si lo ordenaba, tenía que morir. Y el que era dirigente encachado, tenía que amarrarse los pantalones. Bien me matan, o me salvo. Yo dije como una vez lo que tenía que decir, nada más

4.- ¿Cómo fue el proceso de recuperación de la Ex Comisaría? ¿Qué rol cumplió la comunidad en la recuperación del inmueble? Para recuperar la comisaría, fuimos tres compañeros. Estuvimos dos años peleando. Yo, con Gerardo y con otro que era panadero, el chico Manuel, estuvimos dos años peleando. ¿En qué año fue eso, más o menos?

¿Año? No me acuerdo. Estuvimos dos años peleando, agarramos los papeles. Me vine yo, estaba trabajando y estaba trabajando en Monterrey. Cuando llegó aquí el gallo, Gerardo, no haríamos ninguna cosa. Al otro día, dijo: -Ahora nos llevaba aquí y echaba todos los papeles y teníamos la tenencia nosotros-. El otro día, llegamos a la Comisaría con todos los papeles al día. Habían cacharros, tenían lleno de autos ahí. Tuvimos que sacarlo todo.

¿Los ayudó la gente?

Sí, nos ayudó la gente, los compañeros, el partido, los compañeros. Luego ahí formamos un comité de setenta y seis compañeros, que estuvimos presos ahí. Setenta y seis compañeros. A todos les sacamos la jubilación.

¿Gente de otras facciones, que no sea del Partido Socialista, ayudó?

Sí, ayudaron harto. Esos cooperaban poco, pero no cooperaban por temor. Tienen miedo y tienen temor. Yo no tengo miedo. Fuimos seis los que caímos ahí. Ahí estuve en la foto, fuimos seis los que caímos. Ahí estuve en la foto. Fuimos seis los que caímos. Y cuando voy para allá, digo: -esta es mi casa, porque es de todos-. Hay una directiva que nos representa, pero es mandatada por los compañeros. La directiva no se manda sola. Muy Presidente será, Tesorero, Secretario, mandados por la asamblea. Y una directiva dura diez años, sea política, sea sindical.

5.- ¿Cómo funcionan ustedes como Comité de DD.HH. en este recinto? ¿Cómo están organizados?

Nos reunimos regularmente los dirigentes. Antes nos juntábamos aquí (Casa de Cro. Camilo Muñoz)… (…) Y a todos esos compañeros, que hayan sido detenidos, era todo igual, porque fue detenido. Gallos de la Democracia Cristiana y gallos momios los metimos aquí. Mire que fuimos derechos, porque era ley. Después, si quieren agradecer, si no, no. El Jaime Cabrera era momio, pero sin embargo, también lo metimos aquí. Le pusimos billete. Le llegó la hora, era bueno pal pencazo. Lo atropellaron y así. Y los que quedamos vivos, somos pocos. Como cinco que quedamos vivos. Yo que paso todos los días acá. El Presidente es Gerardo, pero lo puse yo de Presidente. Gerardo estuvo preso en Santiago y yo estuve aquí. Yo soy de aquí.

6.- ¿Qué proyectos tienen para la comunidad? ¿Cómo se pretenden mostrar como memorial?

Nosotros aquí, a todos los compañeros, siendo de izquierda o no, son en mayoría, comunistas y socialistas los que caímos presos y si son Demócrata Cristianos y están con nosotros, bienvenidos sean.

¿Qué pretenden mostrar como memorial?

Lo que queremos mostrar, para ser la única tenencia que haya sido como… Estuvimos como dos años para pelearla. No sé si fue la Bachelet o fue Frei que nos entregaron la tenencia a nosotros. Luchamos harto y ahí mandamos nosotros. Nunca han venido a molestar, porque no haciendo ná, que nos van a hacernos, porque cualquier cosa de política…

O sea, ¿pueden reunirse para reuniones?

Para reuniones, para alguna manifestación, para el 11 de septiembre, hacemos un velatón. Ese año hubo más de 100 personas. Estuvo lleno ahí. Teníamos velitas toda la noche.

7.- ¿Qué percepciones tienen los visitantes al entrar en este lugar de memoria?

La impresión que le queda: ¡Cómo hicieron esto! ¿Quién lo hizo? Niños jóvenes de treinta y cuarenta años no se acuerdan, porque tienen cuarenta años ya. Tienen que tener cincuenta años para que se den cuenta, para esa fecha. Si tienen menos, no saben nada lo que les cuentan. Nosotros, siempre cuando converso, yo soy viejo. Yo conozco, usted ni nacía. Yo conozco de tú a tú a toda la gente. Y yo era Presidente de los campesinos sin tierra.

La gente cuando va a la comisaría y ve este lugar que levantaron ¿cómo los observan? (La comunidad de Curacaví que va a verlos).

Encuentran bonito de cómo se formó esto y quién lo hizo. Los que no saben.

¿Y se impactan con lo que ven?

Sí, pues. Aquí estoy yo que representa a todos los compañeros. Somos dieciocho los que quedamos aquí. La foto la sacamos el diez y seis de septiembre, cuando nos llevaron a matar a la Cuesta Barriga. A Willy Barrera, al Pato Cochino y a tantos más que nos llevaron allá y a mi primero, cuando estaba Echeñique (Guillermo Barros), el perro que murió, el padre de este otro hueón que está acá. Ese era el alcalde que había. Y llega con una lista. Y el primero que estaba en la lista era Camilo Muñoz. Eran milicos de Santiago y llegamos. Sacaron los tiros para afuera. A Camilo Muñoz. Y había una camioneta de Carafí- que era el alcalde que había aquí, que le entregó el puesto a Guillermo Barros, porque no fue capaz- y en esa camioneta azul cerrada y con antena, fue con una escalera y nos subieron arriba. El primero que estaba y el Sargento…El Sargento nombre, este…Era nuestro. Ellos hablaban de puras chuchas. Subimos arriba, allá. Dan vuelta la camioneta y parte. Nos mandaron a todos a Cuesta Barriga, como a las dos horas volvimos para acá y allí andaban todos drogados, porque así fue.

8.- ¿Qué mejoras le haría al memorial?

Nosotros lo que pensamos, bueno porque mucha gente hoy en día, la que no pasó esto no están ni ahí, ni ahí. Pero yo que pasé por todo eso y todos los que pasamos en ese tiempo y que estamos vivos, cuando caí preso. Treinta y Seis años tenía ahora. Tengo setenta y ocho años que estoy ya, y entonces que uno piensa:- queremos hacer una pila de cuestiones, esperando que salga la compañera Bachelet.

¿Se haría más fácil todo?

Se haría más fácil, porque este viejo conchesumadre (Piñera)-disculpando el garabato- cerró todas las weas a nosotros. Nos cerró.

¿Con esto podrían postular a proyectos que dependan del gobierno de turno?

Justo, y ahora que esperamos a Bachelet, sabemos que nos va a pasar un billete para los proyectos que tenemos hecho si sale ella. El domingo la sacamos, se lo vamos a dar. Nosotros somos campesinos. Yo trabajé 46 años en la panadería. Yo aprendí toda la pega. Siempre arrendaba tierras. Conozco a todos esos viejos. Están todos muertos. De ahí para allá, está Manuel Yáñez, estaba el “Gringuito”. Conozco a todos, a todos esos si están muertos o vivos. Han muerto casi todos y la mayor parte han vendido las parcelas. Como se les ocurre vender una parcela. Vender una tierra que no les costó nada. Les costó a los dirigentes luchar por eso. Cuando esa tierra, si no eran ni sabían trabajarla (de mayo a mayo) con el arriendo viven. La venden. Eso es lo que tenían que hacer. Yo luché, porque quería tierras, porque en la casa de nosotros éramos seis hombres en la casa y mi padre siete. (El Manuel y el Negro, los dos están muertos). Y el Choro lo echaron para afuera, porque decirle comunista a otro, puta que dolía.

9.- ¿Qué opina de la comunidad acá presente? (Curacaví).

Lo que falta aquí, que el gobierno que venga a todos estos niños que van a la Escuela, los que van a mandar mañana -nosotros estamos jodidos- todo lo tuvimos que hacer…Lo que vamos a trabajar mañana, que tengan su buena escuela, que le hagan una escuela buena en Curacaví, que trabajen y estudien, para que no sean lo que fuimos nosotros como brutos para trabajar. Son, porque ese tiempo trabajaba el puro patrón y el ministro, nadie más. No mandaba nadie más.

Esperan que Curacaví no repita eso

Que Curacaví, no tan solo Curacaví sino que en todo Chile, que se repita esto. Que haya gente, que haya compañeros que luchen, como usted me está entrevistando a mí. Que haya compañeros que luchen. Uno les da una opinión-que está hablando weas- Yo hice todo esto. Yo estoy solo.

¿De cambiar la imagen?

De un cambio de imagen. Que no vuelvan a ocurrir estos errores, estos problemas. Entonces, eso lo que estamos luchando, lo que luchamos nosotros. Ustedes lo veíamos. Muchas veces veíamos con un portamaletas, un porta documentos, todos conversan con uno, bueno ¿por qué no conversan con uno? No sé qué idea tendrán. La idea de uno es muy distinta, porque es la verdad, porque le estoy diciendo que es la verdad. Yo quiero yo, que usted, si tiene buena cabeza y va a ser buena persona, sea derecho con toda la gente, porque la plata, puta que es bonita, porque si el rico lo ve que es inteligente, le pescan el billete y le dicen: -! ¡Toma, hombre! Acá te arreglamos nosotros y déjate de esta cuestión. Sigue con nosotros-. Y el que se tienta, saca la plata. –Déjemela aquí, no más-. Amigos seremos, pero lucho por mi clase y mi clase es la gente que está luchando por ellos, digo yo. Yo con los patrones, de aquí, cuando organizábamos a la gente, éramos ya a camino. Cuando nuestro compañero no sea capaz de trabajar allá adentro, entonces le vamos a decir nosotros: -Este no sirve. Pero nosotros, ¡Ya, compañero!, usted no sabe aquí. Hágalo así, tome la masa así, hasta que prende y después va a ser un profesional y quién va a ganar plata, plata usted, no.- ¿Ve? Y el fundo es igual. Cuando ellos sembraban los ricos, sembraban en Cerrillos. Bustamante cosechaba lo que quería y nosotros que cosechábamos, no teníamos ni una weá. Andábamos todos con chacallas, día domingo nos poníamos los zapatos y cierto, no me da vergüenza decirlo, porque era así. Nove, era así.

10.- A reflexión personal ¿Qué legado deja la Comisaría y el Comité de Derechos Humanos deja para la historia?

Eso va a quedar para la historia, porque me muero yo o los que estamos, pero tenemos nietos y esos nietos están reconocidos, porque las hijas mías están todas reconocidas, están todas reconocidas, en respeto a los Derechos Humanos. Tienen su carné, tiene todo. Muero yo, ellas llegan allá y el dirigente las conoce.- ¿Estas chiquillas que vienen a hueviar aquí?- Yo soy hijo de Camilo Muñoz. Yo soy dueño de esto aquí también. Soy socio aquí. Aquí tengo mi carné. El carné que lo tengo yo… Y de todos los hijos, tenemos ese carné, de este, el PRAIS. Con ese carné, usted, le atienden lo que tengan. Lo hacen todo y no paga ni un cinco. Va al hospital, le muestran la libreta y todo esto, lo miran y: -Está con su tarjeta.- Le pasan su tarjeta y le dicen:- El PRAIS. Yo que la tengo hace más de cuarenta años y aquí se la saqué yo, a todos los compañeros que tienen esa tarjeta, la tarjeta PRAIS, porque los que caímos, caímos presos. Tenemos familia y toda la familia está puesta ahí. Hay harta gente. Así la tarjeta PRAIS. De quién ve, es la sacarla aquí. Ahora ya no. El que se le pierde el carnet, está el Carnet de Identidad, reclama y va al Salvador Allende a renovarlo. Llega allá y dice:- Se me perdió la tarjeta-.

Esta entrevista fue realizada en el marco de la Tesina para la obtención del Diplomado de “Patrimonio, Comunidad y Cultura Local”, de la Universidad de Santiago de Chile, en los meses de noviembre y diciembre del 2013, por Víctor Gálvez Valladares, Profesor en Historia y Geografía, UMCE.

Carta abierta al Pueblo, Alcalde y Concejales de Curacavi

Toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene sus consecuencias. Es un orden lógico que prima en cada una de nuestras acciones, las que se generan en nuestro quehacer diario. Esta afirmación puede ser utilizada para aspectos negativos o positivos de la vida. Lamentablemente, esta carta pública está referida a un aspecto negativo, muy negativo de nuestra comuna, de nuestra gente y “autoridades” y que afecta a nuestro valle: La contaminación ambiental, la destrucción indiscriminada de hábitat naturales y la poca y nada de conciencia ecológica de “autoridades” y habitantes del Valle de Curacavi.

Exactamente hace un año y medio atrás, siendo yo integrante en ese momento del movimiento “Por un Curacavi más Limpio” expusimos ante las actuales “autoridades” la problemática medio ambiental que en esos momentos afectaba a la comuna. Estos problemas eran micro basurales en sectores urbanos, contaminación y desforestación de la ribera del estero Puangue. Esos fueron algunos de los temas tratados en aquella ocasión. Además, presentamos ante el concejo el marco legal referido al cuidado y protección del medioambiente, educación medioambiental y políticas de protección medio ambiental establecidas en los diferentes cuerpos legales. Las “autoridades” escucharon con detención y “mucha preocupación” nuestra exposición, donde además, les hicimos ver su responsabilidad en toda esta problemática, ya que, también les fue presentado el PLADECO (plan de desarrollo comunal) aprobado por ellos mismos y en donde establecían como obligación el cuidado y protección del medio ambiente y la promoción de este a través de actividades de educación medio ambiental.

No obstante, no solo presentamos o denunciamos el grave problema de contaminación y la falta de educación medio ambiental, sino es que además, se mostraron imágenes de camiones municipales arrojando escombros y basura en la ribera del estero. Todos, absolutamente todos los integrantes de concejo mostraron una indignación y se sintieron avergonzados al ver las imágenes.

Sin embargo, nosotros no solamente íbamos a denunciar, sino que también a construir, a presentar propuestas para una solución definitiva a estos problemas que fueran concebidas en un mediano y corto plazo. Estas medidas eran las siguientes

  1. Generar un mapa para la detección, control y eliminación de micro basurales presentes en la comuna.
  2. Establecer una política de medioambiente en la comuna y crear un departamento de protección medioambiental.
  3. Crear una política de educación medioambiental en las escuelas y que incluyeran las tradiciones de Curacavi.
  4. Generar una zona de manejo de residuos no domésticos dentro de la comuna que evitara la contaminación del estero con escombros y otros materiales.

Pero, a pesar de todas estas propuestas y las buenas intenciones de trabajar en conjunto y solucionar estos problemas solo conseguimos, y a medias, que el municipio se acogiera al SCAM (sistema de certificación ambiental comunal) sin que este supere aun la primera de sus tres fases. Este sistema supone la participación ciudadana en la solución de conflictos medio ambientales, en la creación de proyectos y el trabajo continuo con las organizaciones sociales. ¿Uds han visto este mecanismo en sus respectivas unidades vecinales? Claro que no, porque no funciona, solo es un mero adorno para acallar las denuncias que estábamos presentando y en donde la autoridad faltaba en forma aberrante a la letra y espíritu de la ley para la protección del medioambiente. ¿Uds han escuchado alguna vez una propuesta concreta de los concejales y una participación activa en solucionar esta problemática? Nada.

Este problema, grave que fue presentado hace un año y medio atrás sigue, continua avanzando y lo peor, aumenta en su complejidad. ¿Se debe necesariamente destruir la naturaleza en pos del progreso? Ciertamente creo que no. Las políticas medioambientales deben construirse en base a la participación ciudadana, al trabajo en conjunto entre “autoridades” y representantes de dichas organizaciones, no entre siete personas de un concejo que se encuentran completamente ajenas a una realidad que parece no les afecta.

La intención de esta carta se fundamenta principalmente en el respeto a la vida, la mía, la tuya, la de la flora y la fauna que nos rodea y que nos hace compañía, la de nuestros recursos naturales y la de nuestra historia, donde se forja y se sustenta nuestra identidad.

La responsabilidad de heredar una historia y un medioambiente donde todos seamos participes no debe ser delegada a un grupo de personas elegidas en una urna de votación. La responsabilidad es de todos y cada uno de nosotros.

El problema de contaminación de nuestro estero desde Colliguay hasta María Pinto va en aumento. La desforestación crece y la extracción de áridos del estero se realiza sin ninguna fiscalización ni control alguno. El estero solo aparece en discursos oficiales, con palabras de buena crianza y en la nostalgia de algunos de sus habitantes.

Espero que actuemos a tiempo, porque aún lo es, antes que sea demasiado tarde y lloremos por algo que alguna vez fue y que por la irresponsabilidad de las autoridades y de nosotros mismos desaparezca para siempre. No seamos un nuevo Petorca, un nuevo Huasco, un nuevo Coronel. Es momento de actuar, no esperemos que las “autoridades” hagan el trabajo, porque no quieren hacerlo, el cambio debemos generarlo nosotros, la gente, el pueblo.

Viva Curacavi!.

Consumismo y Salud Mental

CONSUMISMO Y SALUD MENTAL

¿Qué pensamientos se nos vienen a la mente al observar un potente vehículo SUV (Sport-Utility-Vehicle), con sus ruedas de 6 pernos y su inmensa carrocería?

A muchos, lamentablemente, les surgirá el afán de imitación, acompañado, tal vez, de un sentimiento de envidia.

El Diario Financiero del 12 de noviembre de 2014 reproduce un artículo del columnista del Financial Times, Martin Wolf, donde éste se lamenta de que la derrota parlamentaria del presidente Obama y su partido repercutirá negativamente en el medioambiente del planeta, como consecuencia de la incredulidad o desconfianza que los republicanos sienten por informes tales como el del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, en el cual participaron científicos de todo el mundo.

Dice Martin Wolf: “a uno se le pide que imagine que miles de científicos crearon un invento complejo para promover sus carreras no particularmente lucrativas…”.

“Esta hipótesis no tiene sentido. El calentamiento del sistema climático es inequívoco. Las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero están en niveles no vistos en al menos 800 mil años”.

Por este motivo, mi reacción al observar un gran SUV estacionado en un supermercado de Curacaví no fue de envidia; por el contrario: fue de sorpresa y de indignación. Tengo un bisnieto que hace poco cumplió un año, y me preocupa la calidad del medioambiente del que él “disfrutará” cuando sea mayor.

Sin duda, contrariamente a lo sucedido con muchas especies que ya se han extinguido, él y el resto de la humanidad sobrevivirá, pese a que ahora, además de la huella del carbono, nos está preocupando la huella del agua. Probablemente, mi bisnieto estará vivo en la segunda mitad de este siglo, pero es legítimo que me inquieten las condiciones de esa sobrevida. Y esta inquietud debieran compartirla los bisabuelos de hoy día, como sin duda –y en mayor medida- lo harán quienes sean bisabuelos para ese entonces.

En todo caso, las emisiones generadas por aquellos suntuosos vehículos no son las únicas responsables del calentamiento planetario. Entre otras evidencias, glaciares han desaparecido irrecuperablemente también a causa de las emanaciones propias de la actividad industrial motivada por el consumo, sea éste prescindible o imprescindible. Recientemente, a raíz de la inauguración de un “mall” en Copiapó, una estampida de personas irrumpió en los locales, ansiosa por conseguir una “giftcard” que les permitiera adquirir gratis cualquier cosa.

Ese comportamiento, -a mi juicio vergonzoso- expresado en una carrera que no perdonó a niños ni a ancianos, es una muestra más del destemplado interés por poseer, ya no importa qué. Y esto bien lo sabían los comerciantes instalados en ese “mall”: su legítima ambición y el ansia por el consumo de los copiapinos constituyen una pareja muy bien avenida.

Gran relación con todo esto tiene una iniciativa emprendida generosamente por una asistente social y un psiquiatra con el objeto de atender los problemas de salud mental de Curacaví. Estos profesionales consideran que el individualismo de la sociedad de consumo y la creencia de que el lujo y el derroche nos hacen mejores ante los demás han llevado a nuestra sociedad al egoísmo, a la pérdida de solidaridad y de caridad por los demás.

Este individualismo implica el desinterés por las vivencias que no sean las propias, y es mi opinión que este aislamiento de las personas unido a la percepción de sus carencias de bienes que otros sí poseen constituyen un factor que atenta contra su salud mental. Surge un deterioro de las relaciones familiares, que en algunos casos puede alcanzar la agresión física; aparece el alcoholismo, la afición por las drogas, la ludopatía, todas expresiones que intensifican el aislamiento del afectado.

Los profesionales que, como actividad no remunerada en dinero, buscan la mejoría de la salud mental de Curacaví lo harán formando “Agentes de Salud”, vale decir, personas de la misma comunidad que se sientan motivados a ayudar al prójimo porque ellos mismos se ven o se han infructuosamente visto en la necesidad de ayuda.

Quienes nos hemos conmovido ante esta generosa iniciativa le deseamos a Pablo y Carolina el mayor de los éxitos.

Desigualdad y segregación

Las profundas desigualdades que viven millones de chilenos diariamente forjaron las últimas décadas un proceso de creciente segregación social, cultural, urbana y política que nos hemos negado a reconocer.

Por Mauricio Weibel, periodista*

Es cierto que es de una enorme gravedad que el uno por ciento más rico de la población acapare el 31 por ciento del ingreso nacional, pero mucho más inquietante es que como sociedad estemos construyendo un país de ghettos.

El lenguaje, la educación, los lugares de residencia o los códigos éticos varían hondamente hoy al interior de nuestra sociedad, según alguien nazca en un hogar pobre, de clase media o acomodado. Sabemos donde nació alguien con mirarlo o verlo, así de segregados estamos

En definitiva, somos un país fracturado, incapaz de dialogar con sus diferencias.

Es decir, con nuestra desigualdad estamos construyendo profundas diferencias sociales, quiebres impredecibles en nuestra propia identidad.

El mayor problema es que estas desigualdades no son sólo económicas o sociales. No es un problema de dinero, bien o mal distribuido.

Estas desigualdades -o segregaciones- tienen cuatro grandes pilares, mucho más profundos.

Uno es la desigualdad en el ejercicio de la política, expresada por una parte en un sistema binominal que excluye la representación de la diversidad y, por otra, en la marginación de los ciudadanos, en especial de provincias, de la elección de sus propias autoridades regionales. Somos el único país sudamericano con esa herida democrática.

Otra de esas desigualdades políticas es la forma autoritaria en que hemos construido nuestro diálogo con las naciones y pueblos originarios. Incapaces nuevamente de construir en el respeto y la diversidad tolerante.

A estas segregaciones políticas se unen por cierto las desigualdades sociales, expresadas en que los chilenos simplemente no ejercemos idénticos derechos. Millones de compatriotas lo padecen cada vez que llevan a sus hijos al liceo, acuden a los sistemas públicos de salud o simplementen viajan en transporte público.

Además, tristemente, transformamos estas desigualdades políticas y sociales en segregación urbana, uno de los procesos más graves de esta segregación global.

Dehecho, los últimos 30 años las ciudades enfrentaron un proceso de reordenamiento que derivó en la virtual expulsión de los pobres a las periferias, ahondando físicamente nuestras distancias como sociedad.

Una última desigualdad finalmente se expresa en la falta de diversidad en los medios de comunicación, donde escasean voces regionales y/o representativas de todas nuestras culturas, de todas nuestras lenguas. ¿Por qué no tener diarios en quechua o rapa nui?

Necesitamos enfrentar estas segregaciones o construirenos un país al borde de su propio abismo, enfrentado a su propia fractura social y cultural. Al borde siempre del estallido social.

Nuestra democracia debe construirse sobre un esfuerzo global por la igualdad de derechos, no basta con una reforma tributaria.

Es un desafío enorme, pero cada vez más impostergable.

*Presidente Unión Sudamericana de Corresponsales

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